Nueve y media de la noche del sábado en un hipermercado cacereño. La sección alcohólica está llena: petada en el argot. Jóvenes con cestas y carritos cargan con litros de cerveza, de vino, de refresco, de licores varios. Comienza la noche festiva del verano y las tribus urbanas ocupan la ciudad.

"Aquí sólo vienen los heavies, los calorros, los bakalas, los alternativos, los raperos y los pijos, que son quienes hacen botellón en el hípico. Los punkies y los góticos son más gore y no hacen botellón, se van a los bares de la calle Margallo, de La Concepción o de la plaza Mayor", apunta un experto que aguarda a sus colegas a la puerta del centro comercial.

El experto se llama Jorge, pero sus amigos lo apodan Yoryi Cum Cum Pa por su afición a la música techno. En la tipología urbana cacereña, Yoryi sería un bakala o, para seguir el lenguaje del ambiente, sería mogollón de chunda chunda. Según los expertos , es decir, Cum Cum Pa y sus colegas, en Cáceres hay hasta ocho tribus urbanas juveniles.

Los más raros son los góticos. Pero son pocos. "Casi se cuentan con los dedos de la mano", matizan. Visten de negro, se tiñen de negro el pelo y las uñas y llevan guantes mitones de tela negra desde el codo a los dedos. También acostumbran a sombrearse los ojos de oscuro y sueñan con tener la tez tan pálida como su héroe, el cantante Marilyn Manson, "pero es muy raro que beban vinagre como hacen en Londres para perder glóbulos rojos y que se les blanquee la cara".

BARES DE LA CALLE MARGALLO

Los góticos van a bares de la plaza como La Cripta y el Berlín, también a bares de la calle Margallo como el Luna. "Pero al hípico no van ni de coña, igual que los punkies". Estos últimos, visten vaqueros pitillo, botas Martins de punta de acero, cadenas y camisetas "en plan lo primero que pillas".

Menos duros son los heavies, a quienes sí se les ve por el hipermercado con sus pelos largos, sus camisetas negras recortadas y sus calzonas por debajo de las rodillas. Otra tribu, los alternativos, son los nuevos hippies, ellas con sus faldas largas de colores y haciendo malabares o aprendiendo a hacerlos con las cariocas. "Pero todo es muy complejo, la palabra alternativo ya no tiene el significado de antes y muchos nuevos hippies no son más que viejos pijos".

Más conocidos y socialmente correctos son los bakalas, emparentados con los clásicos pijos y caracterizados por sus zapatos náuticos, sus pantalones chinos, sus zapatillas de moda... Entre ellos hay ramificaciones como los kíes, pelo engominado y gafas "en plan aquí estoy yo".

En Cáceres también hay raperos (camiseta, pantalón anchísimo, grafitis), pero no bares de raperos. Todos, en fin, se juntan en el botellón con los calorros, nueva tribu urbana muy singular: ellas con su moño alto o su cintillo y su un novio con moto, ellos con un aire bakala, pero un punto más hortera y con querencia hacia las camisetas Bulldog y Rottweiler.

A la hora de emparejarse, cada grupo tiene sus afinidades: calorros con bakalas, góticos con heavies o alternativos, raperos con alternativos, punkies light con alternativos y punkies auténticos y okupas con los de su cuerda. De lo que se deduce, según Yoryi Cum Cum Pa, que "si eres alternativa, ligas con todos y si estás buena, también, pero para un rollo de una noche, no para un mes".