La prima de riesgo ahoga pero Pilar Galán sigue creyendo que sobreviviremos. La profesora, escritora y columnista de este diario presenta el jueves (20.30, Instituto Hernández Pacheco), su última obra, Paraíso posible (editorial De la luna libros): un soplo de optimismo frente al infierno de los mercados.

--El mundo se derrumba y usted todavía cree que es posible el paraíso...

--No debemos autoconvencernos de que vivimos en un agujero negro del que no vamos a salir. Sí, el mundo se derrumba, pero claro que vamos a salir, hay un paraíso posible, que cada uno busque el que pueda encontrar, aunque será un paraíso que no estará en lo que hemos tenido, porque lo hemos tenido todo y esta ha sido la tierra de las oportunidades.

--¿Y con la prima de riesgo, los mercados que nos comen, Cáritas hasta arriba, una sangría de recortes... es posible encontrar el paraíso?

--Igual que el mundo siguió para adelante en otras crisis, también saldremos de esta: es la capacidad que tenemos para reinventarnos. Saldremos, no sé como, saldremos maltrechos, pero peleando, que es de lo que se trata, porque no debemos dejar que nos quiten lo que nos ha costado tanta pelea.

--Hay algunas frases de su libro que llaman la atención. Una de ellas es esta: "Antes el amor olía a aceite de oliva y la felicidad inundaba el rellano". Fíjese que ahora somos anticalóricos...

--Me hace mucha gracia el eslongan ese de: "La vida no está hecha para aguantar calorías". Claro que luego hay buenas noticias como que el chocolate negro ayuda a adelgazar (risas). A veces mitificamos mucho el pasado, pero antes la felicidad era tan simple como que hubiese patatas fritas para comer. Cuando lo hemos tenido todo, a lo mejor de lo que se trata es de volver a ser hipercalórico.

--Otra frase que resulta graciosa: "Quién nos iba a decir que la vida se complicaría desde que hay túneles"... No sé si túneles, o rotondas, o redondas...

--Tenía un primo que vivía en Pamplona y siempre decía: "Pamplona es una ciudad extrañísima, está llena de rotondas", y, mire, han llegado aquí, o sea que todo lo malo lo copiamos. Sí es verdad que ahora que hay atajos para llegar a todas partes tenemos mucha más prisa que antes.

--Dice también: "Es durísimo hacer la competencia a los videojuegos, a internet, al botellón"...

--Cuando se dice que ahora la gente no lee, yo me pregunto: ¿pero qué teníamos nosotros? teníamos la 1 y la 2, no teníamos internet, las siestas eran obligatorias, y o leías o te dormías. ¿Habríamos nosotros leído tanto si hubiéramos tenido Tuenti y 18.000 millones de cadenas? De modo que sí, es durísima la competencia.

--Hay una última frase que no por cotidiana deja de resultar terrible: "Como no salió en ningún periódico ni ninguna cadena informó de ello, pareció que no había pasado..."

--Lo que no sale en televisión no existe. De hecho, mis alumnos empiezan a darse cuenta de que escribo cuando me ven en la tele. Me dicen unos: "Anda, eres famosa, sales en la tele". Entonces responden otros: "¡Cómo va a ser famosa si está aquí trabajando!", que me llama la atención ese concepto de fama que tienen. Lo que no sale en la tele, lo que no se cuenta, no existe.

--¿Qué opina de los políticos?

--De todos ellos es difícil opinar. Es verdad que los políticos están hoy desprestigiados y que hay que tener muchísimo valor para ponerse a actuar en nombre de quien te vota. Todo cargo público me merece respeto, aunque ahora parece que se ha contaminado todo y cualquier político es un depredador, un corrupto o está para engañar. Eso no lo podemos transmitir ni pensar porque si los políticos no sirven para nada, ¿entonces para qué sirve la democracia? Creo que sí hay políticos que siguen mereciendo la pena, a lo mejor no son los que salen en la televisión todos los días, pero hay gente que sigue peleando por lo que hace. Si perdemos la confianza en quien nos representa, ¿para qué sirve que nos represente alguien?

--Y sin embargo en Francia dicen las encuestas que los jóvenes prefieren a Le Pen...

--Eso es lo que me da miedo. Si tú acabas creyéndote que los inmigrantes quitan trabajo, que es una tontería pelear por los derechos, que es verdad que todos los obreros engañan, que todos los profesores son unos vagos y todos los médicos unos sinvergüenzas, acabas votando a quien te promete que va a barrer con todo eso; y eso es muy peligroso. Por eso hay que decirle a la gente que no es cierto que no pase nada por ir perdiendo derechos poco a poco, porque si una cosa que ha costado siglos la quitamos de un plumazo, ¿cuándo la volveremos a tener?

--¿Qué le diría a los políticos?

--Que independientemente de lo que digan los mercados hay cosas en las que no se puede volver a atrás. La sanidad tiene que ser universal, la educación tiene que ser igual para todos, y no hay que ceder ni en acción social ni en cultura. La gran esperanza de España y de cualquier otro país está en la educación. No podemos dar un paso atrás en las conquistas sociales diga Merkel lo que diga.

--Sin embargo para sanar un cuerpo se amputan las patas de la educación y la sanidad...

--Es bastante complicado andar no sin piernas. Son los dos puntales que demuestran cómo funciona un país. Decir que la sanidad universal es insostenible, me parece una tontería, se puede retocar, pero ¿vamos a condenar a una persona por ponerse enferma? O lo de la educación: tiene que ser igual para todos, porque si no, qué más da, vamos a quedarnos en casa las mujeres, vamos a volver para atrás.

--Y luego nos dicen: aunque estudien, no tendrán trabajo...

--La educación sirve para educarte tú y con esa educación prestas un servicio a la sociedad, pero no te educas para trabajar.

--Te educas para ser libre...

--Tampoco es tan sencillo decir que a los gobiernos no les interesa que la gente sea libre, pero sí es verdad que la educación es un discurso que nunca ha interesado a nadie.

--Un recuerdo de su infancia...

--Las tardes de campo con mi familia.

--Un recuerdo de juventud...

--El descubrimiento de los amigos y de que aparte de leer también estaba el mundo de la noche. Empecé a salir a los 15 o 16 años, luego ya no entré en casa.

--¿Su estado actual?

--Hasta hace unos años pensaba que la insatisfacción era el motor del mundo, ahora pienso que es la búsqueda del equilibrio.

--¿Por qué escribe?

--Porque no sé hacer otra cosa.

--Es el suyo un libro de cuentos. Hay quien piensa que escribir cuentos después de una novela es una marcha atrás...

--Son más difíciles que las novelas, son chispazos, instantáneas, los cuentos se parecen mucho a las noticias.

--Solo que en sus cuentos hay mucha dosis de optimismo...

--Es un libro de serenidad, porque no todo tiene que ser el horrible final que nos están vendiendo.

--¿Qué alumna fue?

--Muy preguntona, muy metepatas, creo no era una alumna cómoda. Por eso ahora me gustan los alumnos que no son cómodos.

--¿Cómo son sus alumnos?

--Tienen una mirada que ya no tenemos nosotros, que no está contaminada. Ellos miran el mundo con los ojos que deberíamos mirar nosotros. ¿Recuerda usted cuando salía una noche de esas de COU y todo era posible? Eso lo estamos perdiendo nosotros, de pronto nos hemos puesto orejeras y pensamos que no hay nada más. ¿Si para ellos todo sigue siendo posible, por qué para nosotros no?

--Aunque sea en Panamá...

--Es que eso de trabajar al lado de casa se acaba.