POR LUIS ARROYO

Hace treinta años que se abrió la piscina del barrio de Pinilla, pequeña pero muy tranquila y con mucha sombra. Al menos así la definen sus bañistas, algunos de ellos veteranos, que aún siguen plegando sus sillas y extendiendo sus toallas en el césped. Es el caso del grupo de Antonia, Guadalupe, Juana, Juan Angel, Nati, José María, Filo e Isabel . Todos los veranos acuden a su cita con la piscina del barrio. Además, se sienten orgullosos de haber sido los primeros en disfrutar de las instalaciones desde que se abrió. Tanto es así que Antonia, Guadalupe, Juana y Juan Angel viajan todos los años desde Bilbao para disfrutar de la piscina con los amigos.

De Llopis Ivorra se viene la familia formada por Aurora, Zambra, Rebeca con Lucía, su bebé, Soledad e Isabel , que todos los veranos acuden con sus neveras para pasar un buen día de piscina. Lo mismo que otras familias como la de Montaña y sus tres niños, Javi, Aarón y Angel , y Juan Luis y Laura con sus hijos Alba y Denis . También acude Evelyn con su hijo Oliver y María con su pequeña Lucía . Ambas madres se acaban de conocer en la piscina infantil donde juegan sus niños.

Alfonso repite este año como socorrista y es vecino del barrio próximo, Mejostilla. Ahora está más relajado, ya que la semana pasada se le llenó el recinto de niños de los campamentos urbanos. Como ven, un entorno muy familiar con la gente de siempre en el barrio de siempre.