Cuatro años en Barcelona fueron suficientes para que Emma Gudiel Merino, una cacereña de 31 años, se diera cuenta de lo que echaba de menos su ciudad. «Uno no sabe lo que tiene hasta que lo pierde», relata. En este caso el dicho sería: uno no sabe dónde vive hasta que se aleja. Pues eso le pasó a Emma Gudiel. «Me quedó claro que no quería volver a irme nunca más».

Considera que Cáceres tiene mucha calidad de vida. De igual modo, piensa que es una ciudad en la que hay hueco para todos. «Si la gente le pone ganas, todo sale bien. Cuando decides emprender te conviertes en tu propio jefe, regentas tu propia empresa y eso conlleva una gran satisfacción»- La cacereña le puso empeño y se embarcó en la aventura de abrir un parque infantil en la avenida Héroes de Baler. El local, además cuenta con la opción de alquilarlo para eventos como cumpleaños, bautizos o comuniones, entre otros muchos. Además, imparten talleres y juegos destinados a los más pequeños de la ciudad en vacaciones, como sucedió la semana pasada de lunes a miércoles, «ya que los peques no tenían clase», cuenta. Así mismo, dos veces por semana, el parque para niños se convierte en un gimnasio, donde se dan clases de zumba para los adultos, cuenta.

Diverpark, que así se llama la empresa de la cacereña, abrió sus puertas en enero, y por el momento, «todo ha ido rodado». Hasta ahora, no han cesado en realizar eventos y ya tienen preparada la agenda para las comuniones.

En la fachada luce un grafiti, que Emma Gudiel encargó a un grafitero para adornar su local.

Las ganas de adentrarse en un proyecto como este le surgieron hace un año, aunque que trabajaría con niños, lo tiene claro desde que terminó Bachillerato, ya que después se matriculó en Educación Infantil. Aunque, cuando estaba en el limbo de sus estudios, decidió abandonar la carrera. No obstante, más adelante realizó el curso de ocio y tiempo libre, por el que ahora es monitora infantil. «Siempre me han encantado los niños», desvela.

Ahora, con la certeza de no volver a marcharse nunca, está «ilusionada» con su empresa y, pese a que «los principios no son nada fáciles», puede afirmar que «lanzarse a la piscina ha merecido la pena, sin lugar a dudas».