El número de turistas ha caído alrededor del 75% en relación al año pasado. El dato no resulta sorprendente en la situación actual, por supuesto. Dentro de esta cifra, los apartamentos turísticos han sido los «menos castigados» por las consecuencias de la pandemia de covid-19. Así lo asegura Juan Búrdalo, presidente del sector de apartamentos turísticos de la Confederación Empresarial de Turismo en Extremadura (CETEX).

«Tienen la ventaja de que te dan seguridad a la hora de viajar», explica, «porque no tienes que juntarte con nadie dentro del propio edificio». Esto produce que se conviertan, por tipología, en el alojamiento que «proporciona más confianza a la gente».

Respecto a la preferencia de zonas, el turismo rural lleva ventaja al urbano a causa de un motivo parecido: «Puedes estar más solo. Es cierto que Cáceres no es una ciudad que esté especialmente mal vista, pero frente al turismo de ciudad actualmente gana el rural, porque hay pocas probabilidades de contagio. Por ejemplo, Guadalupe ha pasado los 4 meses de pandemia sin un caso», dice Búrdalo, «Por lo que vas con menos miedo».

En la localidad de Cáceres hay más de 100 apartamentos turísticos oficiales. «Y no oficiales, otros tantos», añade el empresario.

Pese a que su situación no sea tan desafortunada como la de los hoteles, el panorama tampoco se presenta favorable para los propietarios de viviendas vacacionales. «Habitualmente, dependemos de pernoctaciones de un día», asevera Yolanda Blanco, portavoz del Grupo de Apartamentos Turísticos de la Ciudad Monumental de Cáceres y dueña de varias propiedades de esta índole. «Este año, la gente no se mueve, así que estas no existen. Las reservas que hay se hacen con poca antelación, como si se decidieran a salir en el último segundo».

Alquileres

Para paliar esta situación, son «varios» los propietarios que han decidido tornar su morada en una de tipo residencial. «Turismo nos ha ofrecido la oportunidad de darlo de baja unos meses», explica Blanco, «por lo que hay gente que desde marzo o abril ha encontrado inquilinos de confianza, para solventar sus gastos fijos hasta que mejore la situación». Añade que quienes han tomado esta decisión «están encantados, porque el sector turístico se está moviendo poco. Estos meses todos hemos hecho un máster en incertidumbre. Creo que estamos esperando para ver cómo sigue», confiesa Blanco, «y esperamos que levante en septiembre y octubre, porque si no van a ser seis o siete meses malísimos para el turismo».

Búrdalo considera que la decisión de girar hacia un alquiler más tradicional ha venido definida por dos causas: por un lado, el hecho de que desarrollan sus actividades en «un sector muy atomizado», a lo que se ha sumado que «muchos no tienen un conocimiento profundo de este. Antes, podían hacer cosas como lavar la ropa en su casa. Pero ahora tiene que ser en una lavandería industrial, que son las únicas con garantía de desinfección total. Eso suma gastos, y no es lo único. Luego te pones a echar cuentas...y no dan», afirma con resignación. Añade que rebajar los precios «no sirve para nada. Cazas una clientela que va a venir pagando una cifra u otra. Más adelante te das cuenta de que tampoco te está yendo bien. Solamente con el 10% del IVA, el 20% de comisión y los costes de lavandería, agua, luz... No sale rentable».

De este modo, hace hincapié en que «no todos los apartamentos han podido convertirse en residenciales, pero sí ha habido muchos que han podido hacerlo, y han preferido establecer un alquiler a medio o largo plazo».

Desde su punto de vista, un imprescindible para la recuperación del sector del turismo en general es «una verdadera implicación por parte de las administraciones, porque hasta ahora no hemos tenido ninguna». Se lamenta de la respuesta recibida, pues «parece que viven al margen de todo lo que está sucediendo en la industria más potente que tiene este país, y Extremadura».