Me dirijo a ustedes con el ánimo de que se anime el debate sobre el Plan General Municipal (PGM), debate que no parece que convenga a los intereses de quienes proponen el plan --sólo 30 días para hacer alegaciones a lo que ocurra en 50 años--, y que sin embargo considero básico para quienes sean y se sientan ciudadanos cacereños.

Tras un primer acercamiento al mismo, se me antoja que lo de Municipal no es porque sirva verdaderamente a los intereses del municipio sino sólo porque es justo ahí, en nuestro municipio, donde nos lo quieren colocar. Lo de General debe ser porque recalifica casi todo a suelo urbanizable --la construcción, ya saben-- y se carga sin piedad hasta zonas protegidas y zonas verdes, por ejemplo en el Paseo Alto. En lo de Plan, estoy de acuerdo con la palabrita, es todo un señor plan, cuidadosamente trazado para no dejarse nada fuera del negocio y, encima, asegurarse éste para cincuenta años, nada menos. ¿Se imaginan Cáceres si el plan hasta ahora vigente se hubiera aprobado en los años 50?

Está a exposición pública y es poco el tiempo para presentar alegaciones. Cada persona o colectivo puede hacerlo. De ello también depende el futuro de nuestra ciudad.

De urbanismo el plan no tiene nada, entendiendo el urbanismo como una disciplina que, lejos de planificar para asegurar el negocio a los de siempre, unos poquitos, lo haría para modernizar la ciudad en base a sus verdaderas necesidades y de acuerdo con los intereses de los ciudadanos: planificar para el verdadero progreso. Que una ciudad de 89.000 habitantes tenga los atascos de tráfico que ya tiene, sólo es a causa de una mala planificación del crecimiento urbano. Para no quedarse cortos en su necesidad de suelo, los redactores del plan se van a 350.000 habitantes dentro de 50 años. ¿Cómo lo han calculado? Porque si aplicara --por ejemplo-- el incremento medio porcentual desde 1999, saldrían 147.007 habitantes. ¿Qué planificación cabe esperar?

Ese tren, AVE o como se termine llamando, tan deseado por los cacereños y tan necesario, también para que vengan a vernos, parece ser una de las excusas para la recalificación masiva. ¿Es de progreso alejar la estación aún más del centro de la ciudad y de la Parte Antigua? Si los redactores del plan han viajado un poquito por Europa, no parece que se hayan enterado; en cualquier caso no han decidido nada bueno para nuestra ciudad. Alejar la estación será de progreso para la construcción, los bancos, el negocio de unos pocos, pero no para el conjunto de los ciudadanos. Progreso para todos sería, en todo caso, acercar aún más al centro ese moderno tren. ¿Se imaginan una estación subterránea en la plaza de América, con un nuevo y moderno diseño para la misma? Eso sí sería un punto para Cáceres y no aquellos puntos de colores.

El ayuntamiento tiene competencia para promover este PGM y el equipo de gobierno del Partido Popular mayoría para conseguirlo, pero ¡ojo!, porque de tal barbaridad no se dijo una palabra a los electores. Sin embargo, digamos lo que digamos los electores en las próximas elecciones, este ayuntamiento, y con él el alcalde que lo preside, pasará a la historia de la ciudad por estos --y aquellos-- puntos:

Favorecer más que nunca el negocio de la construcción en su versión más especuladora en lugar de atajarlo, hacer de Cáceres la gran superficie del pelotazo, enterrar los cientos de años de las huertas de la ciudad, la Ribera del Marco y los posibles restos arqueológicos que contienen mientras rematan la faena con la broma de esa ridiculez de puente de San Francisco.

Trasladar el botellón al ferial en lugar de darle alternativas, al tiempo que hiere de muerte a la hostelería de la noche. Pretender la capitalidad cultural 2016 sólo con marketing mediático mientras, careciendo de política cultural, se carga el Womad, niega licencias para hacer música a aquellos bares que quieren fomentar la cultura y persigue a los locales que dan conciertos.

Finalmente, y para abreviar, la locura de este PGM que recalificaría casi todo, no es otra cosa que una descarada muestra de la ambición ilimitada de cuatro llevada al pleno donde se supone que estamos representados todos los ciudadanos. Sepan los concejales que la historia de la ciudad está en sus manos, y si lo aprueban, ésta será mucho más triste todavía. Y ustedes serán los principales responsables de lo que suceda.

No era suficiente con convertir las huertas de Cáceres y la Ribera del Marco --sus pesqueras, molinos, etc., todo un posible parque temático-- en urbanizaciones y carretera para revalorizarlas, ahora quieren seguir con el Paseo Alto, las zonas verdes que lo rodean y otras muchas. Se dice que están pagando terrenos a un precio muy superior del que tendrían si no fuera porque se avecina una súbita revalorización. Ante tamaña sospecha de especulación, ¿qué pasará con La Sierrilla, La Montaña, etc.? ¡Qué barbaridad!

Quizás consigan esto y mucho más, y con ello mucho dinero, pero por mucho que éste sea, nunca será bastante para comprar la dignidad, la belleza y la calidad de vida que este PGM le puede robar a Cáceres y a sus ciudadanos. Porque hay muchas formas de robar, ¿no?

Los creyentes deberían ponerle una vela a San Felipe para que le ilumine y nos libre del pecado en el pleno del ayuntamiento. Yo espero y me conformo con que sea Felipe Vela el iluminado que cierre con su llave tanto desenfreno constructor y, junto con la oposición al PP, impongan un poco de respeto a esta ciudad y a los que la habitamos.