Como una montaña rusa. Espectaculares subidas, bajadas aceleradas, parones a mitad de camino... El recinto ferial y el hípico han sido protagonistas en los últimos tres años de un rosario de proyectos de ocio, y en menor medida comerciales, que nunca han llegado a fructificar. La última iniciativa conocida es la anunciada por el alcalde, José María Saponi, el pasado 11 de noviembre: ubicar en el ferial unas instalaciones provisionales para dar cabida a actividades culturales y de ocio para familias y jóvenes durante todo el año. Además, este recinto se podría usar paralelamente durante la feria de mayo.

A falta de conocer cómo y cuando se producirá el parto de esta idea, el precedente más cercano lo encontramos a finales del 2003, cuando el ayuntamiento promovió la construcción y explotación de unas instalaciones de ocio nocturno, fundamentalmente para bares, junto al hípico. El pleno municipal lo aprobó el 18 de febrero del 2004, con los votos del PP, pero ya entonces el PSOE e IU advirtieron de las irregularidades del proceso, con informes en contra inclusive. Un grupo de empresarios de hostelería y la asociación de propietarios de terreno del antiguo campo de aviación también reclamaron.

Finalmente, el anunciado centro nocturno no salió adelante porque el Plan General de Ordenación Urbana en vigor recogía que estos terrenos del hípico sólo se podían utilizar para "servicios urbanos" (terminales de transporte, cementerio, recinto ferial...) pero no para otras instalaciones de ocio o recreo.

Sí terminó en los tribunales la puesta en marcha provisional de una discoteca de verano al aire libre en el hípico en el estío del 2003. Finalmente, la denuncia presentada por siete hosteleros se archivó porque el juzgado consideró que no había delito en la autorización directa dada por Saponi y el concejal Francisco Javier Castellano a empresarios del negocio de la noche para la apertura de la zona de copas.

Volviendo a los vaivenes de proyectos de los solares de la carretera de Mérida, hay que remontarse a mediados del 2002 para conocer la primera iniciativa de ocio nocturno presentada para este enclave.

La primera idea

El pionero --como le gusta a él recordar-- fue Paco Lobo. El promotor musical expuso públicamente sus planes: reunir a un grupo de inversores para instalar en la zona un área de ocio nocturno con macrodiscoteca, disco light, bares, una pista de patinaje, una zona de escalada y una sala multidisciplinar para cine, teatro y conciertos, entre otras actividades.

La iniciativa se redimensionó en junio del 2003, cuando se confirmó que entraban en el negocio el grupo empresarial Santano y el arquitecto Angel González. La inversión prevista: tres millones de euros para acondicionar 11.000 metros cuadrados. Entonces se habló incluso de cubrir parte del hípico con metacrilato para poder desarrollar actividades en invierno. En esos momentos, el equipo de gobierno municipal aseguró que se convocaría un concurso para el proyecto, construcción y explotación del negocio. Más de dos años después, el proyecto descansa en los cajones municipales y de las empresas, sin que se hayan dado explicaciones claras sobre el porqué de su ¿olvido?