Miedo al granito, temor ante la posible eliminación de las huertas y preocupación a que con el argumento de completar la trama urbana se levanten bloques de viviendas. El proyecto de la segunda fase del encauzamiento integral de la Ribera del Marco inquieta. La prueba de esta desazón es la plataforma que se creó en junio para la defensa de este entorno y las alegaciones que este colectivo, hortelanos y asociaciones conservacionistas presentaron la semana pasada al proyecto. Todos coinciden en que tal y como está planteada la actuación se perderá parte de la historia de la ciudad.

El encauzamiento integral de la Ribera del Marco, de la Charca Musia a la N-521, es el proyecto más complejo que se desarrollará en Cáceres en los próximos años. El anteproyecto, que se divide en cuatro fases, se adjudicó en 1999, y todavía no se ha iniciado ninguna, sólo se han hecho intervenciones puntuales en uno de los tramos, que han pasado a denominarse primera fase.

DESDE PUENTE VADILLO La segunda fase, que en realidad es la primera, afecta al tramo que va de puente Vadillo a la carretera de Trujillo. El proyecto cuantifica la inversión en 5,1 millones de euros, de los que 400.000 se destinan a pagar expropiaciones. La obra tiene cuatro objetivos principales: encauzar las aguas del Marco con unos paseos laterales con un ancho máximo, entre cauce y paseos, de doce metros, modificar los colectores, reordenar el vial de la ronda Vadillo y la ejecución de un parque en la zona final, junto al puente de la N-521, que es más ancha.

La intervención en este tramo parece, sobre plano, más sencilla que las fases que se harán aguas arriba, entre fuente Fría y puente Vadillo, aunque la calificación del terreno, urbanizable programado para espacios libres, ha sido motivo de varios procesos judiciales con recursos ante el TSJEx para que el suelo pase a ser urbano destinado a zona verde o no urbanizable para impedir la supresión de huertas y regadíos.

La preocupación por el futuro de las huertas, sólo en el tramo afectado por la segunda fase se calcula que habrá unas quince, es el primero de los argumentos de la plataforma para presentar alegaciones al proyecto. El motivo es que en este documento no se contemplan salidas de agua desde el cauce del Marco a las huertas. Aunque la obra sólo afecta a una parte mínima del terreno cultivable, no hay garantías de que el agua pueda usarse para regar la totalidad de las huertas que están en este tramo de la Ribera del Marco.

La plataforma defiende la continuidad de las huertas porque son una parte importante de la historia de Cáceres, y consideran que deben preservarse para su conocimiento por las futuras generaciones. El nacimiento de la ciudad y su desarrollo están condicionados por la existencia de la Ribera, y ya en el año 1494 los Reyes Católicos firmaron la ordenanza que regulaba la utilización del agua de la Ribera. Hay también razones sociales que hacen que la plataforma se oponga a la desaparición de estas huertas.

Uno de los motivos de la preocupación de los colectivos sociales que han alegado es que en el proyecto se considera, respecto a los problemas urbanísticos que presenta este espacio, que la zona de actuación está "ligada a un desarrollo del sector primario, que ha quedado subsumido a un entorno urbanizado con alto potencial de desarrollo, para el que la existencia de estas huertas suponen un freno de cara al futuro".

INTERVENCION URBANA Para la plataforma esta observación da a entender que a medio plazo se pretende una intervención urbanística en este enclave que se revalorizará con el encauzamiento del Marco, el parque y la reordenación de ronda Vadillo.

Otros argumentos de la plataforma, que comparte el resto de los colectivos que han alegado, es que en el proyecto faltan medidas que garanticen la conservación del entorno ambiental y patrimonial del tramo afectado por la segunda fase. Del estudio de impacto ambiental se afirma que es incoherente y que no se corresponde con el espacio analizado, además se insiste en que el proyecto debe someterse a informe de la dirección general de Patrimonio y se pide que en el plan de obras se incluya la realización de sondeos arqueológicos.

NECESIDAD DE LA OBRA En la plataforma se considera que las obras de encauzamiento son necesarias y de que los nuevos colectores son imprescindibles, ya que hay filtraciones de aguas sucias que afectan al cauce. "Nadie se opone a encauzar las aguas y a arreglar los colectores, pero que se haga bien", dijeron fuentes de este colectivo, que confían en que en esta actuación no pase igual que aguas abajo, con las obras del colector que unirá la N-521 con la estación depuradora, donde los hortelanos "llevan seis meses sin agua para regar".

Una de las peticiones que se recogen en las alegaciones es que durante y después de las obras de la segunda fase se garantice el riego de las huertas.