TPtocos lugares tienen tanto encanto en Cáceres como la plaza de la Fe, en pleno corazón de la barriada de Las 300. Es todo un placer pasear por allí. Antes de su reforma, en 2011, era ya un enclave delicioso, con un sabor diferente, celestialmente humano. Hoy es un delicioso rincón del Cáceres más genuino.

Las 300 es, en sí mismo, como el Carneril (bueno, Llopis Ivorra), Pinilla o Las Minas (está bien... Aldea Moret), un sitio privilegiado. Para quienes tenemos ya cierta edad, todos ellos han significado las 'afueras' de Cáceres. Metafóricamente, La Mejostilla casi ha dejado en el centro a Pinilla, pero, en realidad, Casa Plata o Nuevo Cáceres se han colado en el eje Llopis-Las 300-Las Minas.

Y la plaza de Santa Fe es única. Por aquí, de vez en cuando, pareciese como si se parara el tiempo. En su día, se extendió el desafortunado 'run run' de que los barrios nombrados eran, por aquello de su situación geográfica o la condición humilde de sus gentes, los lugares conflictivos de la ciudad. Craso error. Yo jamás me sentí extraño. Es más, puede que ahí se encuentre uno mejor, mucho mejor, respirando un aire más limpio.

Por eso hoy he venido a fotografiarme y a inspirarme en la plaza de la Fe, tan catovi como la plaza Mayor, a la que solamente le sobran sus perros sueltos. Y no quiero nombrar a personas extraordinarias que por este barrio han hecho tanto, que se han dejado la piel. Serían muchos.