Más árboles y menos coches. Los vecinos de Santiago y alrededores coinciden sobre la plaza que quieren. Desde hace meses los residentes han participado en varias jornadas de participación organizadas por la asociación vecinal para compartir sus propuestas sobre la remodelación de la plaza. En general, las peticiones de los vecinos se orientan hacia el modelo de ciudad sostenible a nivel global: más accesible, más habitable y con más zonas arboladas.

Una vecina, Jacqueline Schneider, que pasea a su perro en el espacio ajardinado de la plazuela, insiste en la importancia de las zonas verdes. «Será más agradable para pasear», alude. En cualquier caso, insiste en que separar zonas para niños y para perros. Coincide con ella Bárbara Martín, que lleva 20 años en la calle Picadero. Reclama que en el nuevo diseño se retiren las barreras que hacen intransitable el espacio a personas mayores o con movilidad reducida y se acondicionen con más mobiliario urbano. Ella pide bancos, contenedores y fuentes. «Hacemos vida en la plaza, venimos aquí pero nos sentamos en ese muro», pone de relieve. Por otro lado, incide en restringir el acceso de los vehículos pero insiste en que debe existir una alternativa para los residentes y para la carga y descarga de los negocios. «Sin coches la plaza ganaría mucho pero es muy difícil aparcar en esta zona, pocos vecinos tienen garaje propio», anota.

Al respecto los vecinos, ya plantearon limitar la entrada con coches solo a los vecinos, reordenar el acceso al final de la calle Sande y diseñar una fórmula para que los clientes de apartamentos turísticos, cada vez más numerosos en la zona, pueda acceder el tiempo que dure su estancia en la ciudad. José Luis Gómez, vecino de la calle Villalobos, plantea su propia solución. «Se puede abrir un aparcamiento para los coches en la explanada del Madruelo y darle uso», concluye.

Limpio, diáfano y luminoso

Prácticamente con unanimidad los vecinos del casco antiguo aplauden que por primera vez se pregunte a los que serán los principales afectados de la reforma. Si bien hay voces disonantes y escépticas sobre la utilidad de la consulta, la mayoría se muestra esperanzada. En esa línea, el presidente de los vecinos ya mostró su satisfacción por la disposición al diálogo y al «consenso» de la administración local y detalló en su momento que «la plaza debe ser algo que debe decir la gente que vive ahí».

Al margen de las propuestas vecinales, el objetivo del proyecto es crear un espacio de convivencia «diáfano y luminoso» para combatir situaciones problemáticas que denunciaron los residentes hace meses como la suciedad y la falta de civismo de los dueños de los perros, menudeo y peleas que se producían debido a la propia construcción de la plazuela con rincones y escasa iluminación.