La Organización Mundial de la Salud recomienda evitar cualquier ingesta de plomo. No establece ningún nivel que pueda considerarse seguro porque no es tolerable por el organismo: se distribuye hasta alcanzar el cerebro, el hígado y los riñones, y se acumula en dientes y huesos. Tiene efectos especialmente dañinos en niños y embarazadas. La legislación española es más permisiva y eleva el umbral a 10 microgramos/l (ug/l). En algunas casas de la Ciudad Monumental su presencia en el agua llega a 80 y hasta 122. Los vecinos acaban de descubrirlo y están realmente alarmados. En las primeras 33 casas analizadas por los propios residentes, 16 tienen plomo y 8 superan el límite. Una rápida inspección de Canal de Isabel II en 200 inmuebles ha detectado que en 40 casos las tuberías que llegan al contador son de plomo.

Todo ha salido a la luz de forma casual. Un vecino de la calle Arco de España decidió cambiar el contador de su casa el pasado febrero y descubrió que la acometida que llegaba desde la general era de plomo. Al ser especialista en Química y conocer las consecuencias (el plomo se corroe y se mezcla con el agua), resolvió hacer un análisis al agua de sus grifos. Superaba ocho veces el límite máximo de 10 ug/l. Al recibir los resultados, inmediatamente ha dado aviso a la Asociación de Vecinos de la Ciudad Monumental. Hoy también espera los resultados del análisis de sangre de su hijo.

«Se supone que todas las tuberías estaban cambiadas. En 1980 se prohibió utilizar plomo en las conducciones de agua», indica el presidente vecinal, Juan Manuel Honrado. Y efectivamente, la red general estaba renovada con fundición gris... pero no las acometidas que llegan desde el conducto principal de las calles hasta las casas. Los vecinos que han ido repoblando el casco antiguo han rehabilitado las cañerías del interior de las viviendas, pero en general desconocían que desde éstas a la general en algunos casos se mantienen acometidas de plomo.

Inquietos por esta circunstancia, los vecinos crearon un grupo de trabajo, recabaron información y 33 de ellos decidieron hacer los primeros análisis de agua. Un total de 8 superaban el límite, en algunos casos bastante por encima, y otras 16 casas tenían plomo por debajo de 10 ug/l. «Se supone que no debe haber ni una sola tubería de plomo a estas altura», recuerda el presidente vecinal.

¿QUIÉN DEBE ACTUAR? / La cuestión radica en que las acometidas se consideran responsabilidad del titular de la vivienda, pero propiedad de la red pública. Los inquilinos no pueden renovarlas ni manipularlas salvo a través del Canal de Isabel II (empresa concesionaria ), según explican los vecinos. «Pero es que tampoco sabíamos que había que cambiarlas, que eran de plomo», insiste el presidente vecinal. La cuestión se complica al conocer los residentes la existencia del Real Decreto 140/2003, de 7 de febrero, que establece los criterios sanitarios de la calidad del agua que debe llegar a las casas para el consumo humano, y que recogía la obligación, a instancias de la Organización Mundial de la Salud, de que todas las administraciones realizaran campañas de información y de localización de las tuberías de plomo antes de 2012, incluso analíticas de agua. Y ello para que todo el mundo conociera el riesgo, y se cambiaran las cañerías según la competencia en cada caso. «Aquí no se hizo», lamente Juan Manuel Honrado.

Afortunadamente, los vecinos han ido rehabilitando las viviendas «y si queda alguna con cañerías interiores de plomo, deben ser muy pocas y sin reformar», subraya. El problema estriba en las acometidas, que antes de este decreto pertenecían a la red pública. ¿Quién debe cambiarlas, y además de modo urgente? Los vecinos recuerdan que ni siquiera se les informó en tiempo y forma, y que han puesto su salud en riesgo todos estos años. «Los ayuntamientos, según el decreto, son los responsables de que el agua que llega a las viviendas tenga los parámetros correctos», afirman.

Por su parte, el consistorio trabaja en un informe técnico que dirima la titularidad de estas tuberías. Hace unos días se produjo una reunión entre los vecinos, la concejala de Medio Ambiente, Montaña Jiménez, el Canal y la Inspección de los Servicios Técnicos Municipales. Tras ella, el gobierno local ha iniciado acciones para detectar tuberías de plomo en las viviendas. También se ha enviado un oficio a la farmacia municipal a fin de que se coordine con Canal y con la Inspección Municipal para facilitar a los vecinos las analíticas del agua.

A esta segunda tanda de análisis ya se han suscrito más de un centenar de vecinos. Los que aún no lo hayan hecho, pueden suscribir un formulario en el enlace ‘https://sites.google.com/view/avvciudadmonumentalcc/plomo’, o bien completar el tríptico que la propia asociación de vecinos ha difundido (mil ejemplares) con las recomendaciones «que debieron divulgarse antes de 2012, y que hemos tomado de la Comunidad de Madrid», explica el presidente.

En este documento se informa de los procesos para conocer si las casas están afectadas (observar las tuberías que llegan al contador, color y textura del plomo, análisis de agua...), ya que ni siquiera la compañía suministradora tiene en muchos casos datos concretos de las acometidas, según informa el colectivo vecinal.

Mientras el consumo de agua embotellada se dispara en la Ciudad Monumental, los residentes confían en que «el ayuntamiento tomará cartas para solucionarlo». No en vano, por sus grifos sale plomo, incluido entre los diez productos químicos más tóxicos para el organismo según la Organización Mundial de la Salud. Ellos No lo sabían. Ahora lo saben. Quieren recuperar su tranquilidad.