TAtlgo no funciona bien ni en la Iglesia Católica ni en la sociedad. Hay pobres en la puerta de algunas iglesias. Es decir, que los pobres están en la puerta y los ricos dentro de las iglesias. ¿No debería ser al revés?. Porque estamos hablando de un lugar en el que se celebra el misterio de Jesús de Nazaret y tengo entendido que vino para acompañar y ayudar a los pobres.

Puesto que su presencia se hace permanente debemos suponer que a nadie se le ha ocurrido ayudarles a salir de su situación. Ni al celebrante ni a los asistentes. No habrá llegado aún el tiempo litúrgico en el que deba hablarse de las bienaventuranzas. O quizás sí, pues para muchos fieles( qué palabra esta de "fieles") cristianos se trata de una ocasión propicia para ejercer la caridad, muy mal entendida, eso sí.

Parece necesario acabar con este lamentable espectáculo, pero no por sensiblería o por tranquilizar la conciencia, sino porque los pobres, qué cosas, son personas y merecen toda clase de ayudas para salir de su situación. Algunos han hecho de esta práctica una profesión y tienen la puerta en propiedad. No sabemos si la han obtenido por ocupación, subasta, recomendación o en reñida oposición. Se debería hacer lo posible para impedir a estos individuos su profesión y recomendar a los feligreses que se abstuvieran de darles limosnas.

Sin embargo también los hay que están verdaderamente necesitados y no encuentran salida a su situación. Estos requieren ayudas por parte de la comunidad parroquial. Preferiblemente buscándoles un empleo a través del cual estabilicen su situación económica y rescaten su dignidad. Una tarea difícil pues probablemente su pobreza está ocasionada por la práctica empresarial de alguno de los que están dentro.