El guión de las charlas que los agentes ofrecen a los adolescentes viene más o menos determinado desde los ministerios de Interior, Educación e Igualdad. Uno de los asuntos se refiere a las bandas juveniles, pero en Cáceres existen muy pocas y se encuentran bastante localizadas a través de las fuerzas de seguridad. "Sabemos que hay algunos grupúsculos de extrema derecha e izquierda, aunque escasos. La situación está controlada", explica Angel Gutiérrez, inspector, jefe de grupo de la Brigada de Seguridad Ciudadana. Nada que ver con ciudades más pobladas donde las bandas demuestran su presencia en mayor medida, por ejemplo en el deporte.

Por ello, los policías de la Comisaría cacereña, al llegar a este punto, prefieren hacer especial hincapié en el tema del vandalismo, concretamente en los grafitis, que sí se producen en Cáceres y además con una frecuencia elevada. Los agentes recuerdan que las pintadas no son gratuitas y que los autores se están enfrentando a serias consecuencias, "con responsabilidades patrimoniales importantes", recuerda Angel Gutiérrez.

De hecho, los policías reiteran a los escolares que, aunque no hayan cumplido la mayoría de edad, también se les imponen sanciones por los grafitis y que sus padres o tutores deberán hacerse cargo de la limpieza y posible reparación. No obstante, los agentes hablan a los chavales desde la cercanía y el consejo, puesto que las charlas tienen un sentido informador, de apoyo y orientación. "Se trata de que conozcan los riesgos y sepan cómo actuar", indica el inspector. Además, los padres y profesores también aprenden pautas para detectar los problemas que pueden surgirle a un joven y saber reaccionar ante ellos de la forma más adecuada posible.

La presencia del Cuerpo Nacional de Policía en las aulas resulta bastante positiva, porque los colegios o institutos a los que acuden los agentes suelen pedir que regresen de nuevo para ampliar el calendario de charlas. "A unos centros les preocupan más los aspectos relacionados con internet y a otros el consumo de sustancias estupefacientes. Además, el mismo instituto puede variar sus inquietudes en cuestión de unos pocos meses", explica el inspector. "Al final comprobamos que los problemas se van repitiendo con matices en los distintos centros, y que ciertas cuestiones no dependen tanto de que estén ubicados en uno u otro entorno ni de la extracción social de los chavales, sino más bien de la edad", concluye.