La venta de uniformes de segunda mano ha creado una gran polémica en los centros concertados de la ciudad. La situación ha acabado con intentos de denuncia por parte de algunos colegios, como Las Carmelitas, que llamaron esta semana a la policía al observar que en la puerta del centro varias madres se encontraban comprando la ropa.

El malestar surgido se debe a la creación de un negocio de venta de segunda mano que está poniendo en marcha una cacereña, que prefiere mantenerse en el anonimato. Ella pone en contacto a los padres para que entre ellos se intercambien la ropa por el precio que fijen (una cantidad baja, según especifica). Al parecer, indica esta cacereña, la denuncia del colegio Carmelitas vino motivada porque en la calle ella se encontraba repartiendo los uniformes a los padres que lo habían solicitado. "En la puerta del colegio no se produjo ninguna venta, lo único que se hizo fue entregar los uniformes, por eso la denuncia ha quedado en nada porque no hay motivos", explica esta mujer.

Al parecer esta práctica la lleva a cabo en otros centros concertados de la ciudad, donde también ha tenido problemas con la dirección. "De momento he contactado con 20 padres y la iniciativa está teniendo muy buena acogida, sobre todo entre las familias que tienen varios hijos, no todos se pueden permitir comprar varios uniformes nuevos a cada hijo", explica. De momento el negocio es una experiencia piloto que intentará formalizar en los próximos años.