No hay obra sin polémica y la restauración de la muralla no iba a ser menos. Ya ha finalizado la primera parte de la rehabilitación, que ha afectado al lienzo ubicado entre el Arco del Cristo, la Torre del Río y el Baluarte de los Pozos, y ya ha aparecido la primera polémica, alimentada sobre todo en las redes sociales. La crítica se centra en la nueva imagen que puede observarse del monumento, puesto que en la Torre de los Pozos se aprecian almenas que antes eran inexistentes. Además el tono cromático de lo restaurado contrasta con el original y se intuye la forma de los moldes utilizados para la restauración, que han quedado plasmados en la torre.

El ayuntamiento defiende la obra y asegura que para redactar el proyecto primero se han realizado excavaciones que permitieron descubrir cómo era el estado original de la muralla, con el objetivo de devolverlo a como era en la antigüedad. De esta forma, la torre conserva la epigrafía, las estrellas de cinco puntas y la decoración floral original de la época almohade. Sin embargo, el resultado, a simple vista, impacta y a algunos, esas diferencias con la imagen habitual de la muralla, no les terminan de convencer.

Las pautas de cómo era en su estado inicial se consiguieron gracias a la excavación del antemuro ubicado en la zona del Baluarte, un lienzo que en la antigüedad no existía, sino que se incorporó en los años 60, cuando la muralla se sometió a una primera rehabilitación. Tal y como explica el concejal de Patrimonio, José Ramón Bello, se decidió desmontar ese antemuro para incorporar el original y se aprovechó esa circunstancia para realizar excavaciones arqueológicas que permitieran conocer cómo era en realidad el recinto. En el estudio de ese lienzo se ha hallado, por ejemplo, una grieta de 12 metros de alto, lo que obligará a tener que intervenir en el Baluarte de los Pozos en un futuro para corregirla.

HALLAZGOS / La excavación reveló también que en realidad ese antemuro se trataba de una barbacana. De hecho se descubrieron las escaleras que daban acceso a la misma. Y lo que viene más al caso, el estudio facilitó la localización de la cuadratura exacta en la que estaban colocadas las almenas de la Torre de los Pozos; lo que se ha hecho ha sido ubicarlas ahora en el sitio correcto.

«En el proyecto se planteó la eliminación de lo que estaba mal hecho, la restauración de los elementos originales y añadir, con las técnicas que se estaban utilizando, esas almenas. Era lo más correcto para una buena interpretación de la obra», aclara Bello. «A mis alumnos -prosigue-, el primer día de clase les enseñaba siempre una foto del teatro romano de Mérida, de verdad, de como estaba cuando no había nada. Después se hizo la reconstrucción pero el teatro no estaba como lo conocemos, se reinterpretó y se restauró. Eso se puede hacer con metodología científica y es bueno. Algo parecido ha pasado con esto».

El edil de Patrimonio insiste en que se han seguido todos los criterios que dicta la Unesco: «No nos hemos inventado nada, lo que se ha hecho está basado en criterios científicos de que era así y el material utilizado no es degradante para las estructuras originales (mortero de cal con incrustaciones interiores de fibra de vidrio), que son perfectamente desmontables si se quisiera dejar solo la parte original. Además esa parte original ha quedado perfectamente restaurada, cuidada y preservada para el futuro», recuerda Bello.

Cada paso que se ha llevado a cabo, además, ha contado con la supervisión de la comisión de patrimonio, formada por profesionales de todos los ámbitos y órganos (universidad, Ministerio, Consejería y diputaciones). Y la obra ha sido visitada en varias ocasiones por técnicos del Ministerio de Cultura (cabe recordar que se financia con el 1% cultural). Por esta comisión pasó también la modificación del proyecto para incorporar los 150 nidales de vencejos.

La restauración se centra ahora en el al lienzo contiguo al Baluarte, el del olivar de la judería, que llega hasta la Torre de Hernando de Pizarro. La previsión es que esta parte finalice a lo largo del mes de septiembre para comenzar con otro tramo, el comprendido entre la Torre del Río hasta el Aro del Cristo, donde ya se ha empezado disgregar la piedra. «Esta es la única puerta romana que nos queda intacta, hay que recuperar muy bien ese patrimonio», anota Bello. El ayuntamiento espera que antes de que acabe el año haya concluido la rehabilitación al completo.