Cuando la situación en la calle se torna complicada, el agente debe intentar poner una sonrisa antes que elevar la voz, y si ve que la circunstancia le supera, dejar que la afronte su compañero antes que perder la compostura". Esta es una de las muchas pautas de conducta que ha de tener un profesional perteneciente a un cuerpo policial moderno, según el concejal de Movilidad Urbana y Seguridad Ciudadana, Carlos Jurado, que pretende sentar las bases para que la Policía Local de Cáceres "pase a ser un servicio del siglo XXI, cercano y preparado para dar respuesta a las nuevas demandas de la ciudadanía", explicó ayer. Uno de los primeros pasos será la organización del curso Técnicas de Intervención Policial y Habilidades Sociales , obligatorio para los agentes, en consonancia con la intención expresada por la alcaldesa de aplicar el modelo de los bobbies británicos.

Tanto el concejal como el superintendente de la policía local, César García, no quisieron relacionar ayer esta iniciativa con ciertos episodios protagonizados en los últimos tiempos por algún agente, pero sí reconocieron la necesidad de actualizar las pautas de conducta y facilitar herramientas de actuación ante las situaciones que surgen en la calle. "Algunos agentes llevan 25 años en el cuerpo y nunca han asistido a un curso de reciclaje. Las nuevas demandas de la sociedad son muy distintas a las de hace dos o tres décadas", subrayó Carlos Jurado.

La organización del curso, que será el primero de carácter obligatorio que se imparta en la jefatura, corresponde al sindicato CSI-CSIF y a un psicólogo policial. Tendrá una duración de seis semanas (los 150 agentes asistirán a las clases a primeras horas de la mañana). El programa facilitará nuevas directrices para mejorar la asistencia al ciudadano, "porque hoy día se requiere una atención muy distinta, muy próxima, y hay métodos para encauzar ciertas actitudes", indicó el concejal. Y aunque Jurado reconoce que esta tarea "necesitaría años, y no una sola legislatura", de momento se muestra dispuesto a "emprender una transición suave pero continua".

FACILITAR, NO COMPLICAR Por su parte, el superintendente también se refirió ayer a las exigencias de los cuerpos policiales modernos. "Se trata de inculcar a los agentes que nuestra misión consiste en facilitar la vida al ciudadano, no en complicársela. Estamos en la calle para ayudar, informar y proteger a las personas", matizó. En cuanto a las situaciones más tensas, cuando el policía debe detener a un individuo o sancionarle, "nunca debemos olvidar que la razón de esas intervenciones es siempre defender los derechos de otras personas que han sido víctimas, porque un agente nunca debe tomarse una infracción como algo personal", subrayó César García.

No obstante, tanto el concejal del área como el superintendente reconocieron ayer que existen situaciones "estresantes" en el trabajo diario. "Por ejemplo, un policía que corta una calle tiene que repetir decenas de veces que no se puede pasar, porque los conductores insisten e insisten. Aun así, el autoritarismo nunca se justifica, por eso convienen estos programas y los instrumentos que facilitan", explicó García.

En cualquier caso, el 90% de los cometidos de la policía local son asistenciales y solo un 10% pueden calificarse de represivos. "Eso hay que ponerlo en valor, de ahí la idea desde el inicio de la legislatura de tomar el ejemplo de los bobbies y fomentar ciertas actitudes", concluyó el edil.