El policía nacional de Plasencia que hace dos años mató a un conocido delincuente durante una persecución aseguró ayer en el juicio, celebrado por tribunal del jurado, que el arma se le disparó. "Fue un disparo fortuito, en ningún momento tuve intención de disparar, y mucho menos de matar. Si saque el arma fue solo como una medida de persuasión, pensando que así dejaría de huir y se pararía".

Adrián Gregorio Pérez, policía nacional desde hace 30 años y hoy ya jubilado a consecuencia de unas secuelas psíquicas motivadas por aquel suceso, mantuvo en todo momento que la acción que acabó con la vida de Jesús Cáceres Cerro "fue un accidente". Según su abogado, "en ningún momento tuvo intención de disparar y menos aún de matar; y tampoco actuó en legítima defensa, pues como demostraremos y probaremos, lo ocurrido fue un fatal accidente"; y advirtió, como prueba de ello, que el acusado "trató de auxiliar a la víctima llegando incluso, y pese a saber que tenía sida y que podía conrtagiárselo, a taponarle la herida hasta que llegaron los servicios del 112". Este hecho fue ratificado por el ATS que le prestó la primera asistencia.

El fiscal, por su parte, calificó el hecho de homicidio, cometido en legítima defensa, pues considera probado que el fallecido le agredió con una navaja y el acusado lo que hizo fue defenderse; mientras que la acusación particular (el abogado de la familia del fallecido) lo calificó de asesinato, llegando incluso a utilizar en algún momento la palabra "ejecución" para describir la acción del policía acusado.

Frente a la petición de absolución de la defensa y el abogado del Estado, que también mantuvo que el acusado "sólo cumplió con su deber y lo que ocurrió fue un accidente", el fiscal aplicará la eximente de legítima defensa para pedir 5 años de prisión por homicidio, y la acusación pedirá 15 años de cárcel por asesinato y una indemnización de 600.000 euros para la familia.

LAS VERSIONES Habrá de ser un jurado, integrado por 4 hombres y 5 mujeres, más 2 hombres como suplentes, el que determine si por lo sucedido el 13 de agosto del 2004 en el barrio placentino de La Esperanza Adrián Gregorio es culpable o no culpable de los delitos que se le imputan.

Todas las partes coinciden en lo ocurrido, el acusado perseguía a un delincuente, sobre el que pesaba una orden judicial de búsqueda y captura, que huía de él haciendo caso omiso a sus ordenes de que se detuviera; pero no en el desenlace.

Según las defensas, el policía montó su arma después de que el delincuente le agrediera con una navaja y una segunda vez en que iba a agredirle, "al tratar de evitar que le clavara la navaja echándose hacia atrás la pistola chocó con la cabeza del delincuente y se disparó". Para la acusación, que cuestionó que el fallecido agrediera con una navaja al policía, "pues en ella no se ha encontrado sangre ni piel del acusado", si éste montó el arma y disparó "fue porque tenía intención de hacerlo", señaló. Los testigos presenciales, tres funcionarios de los servicios que la Junta tienen en la zona, reconocieron haber presenciado la persecución, pero no haber visto armas, ni agresión alguna.

Se espera que hoy concluya el juicio y que también el jurado emita su veredicto.