La Policía Nacional es otro de los actores que juega un papel fundamental en la prevención del acoso escolar. Aunque no se conocen ni datos ni estadísticas de a cuántos niños afecta o en qué grado --ya que se trata de información confidencial--, desde la comisaría de Cáceres, como ocurre en todas las provincias de España, se está siguiendo el Plan Director para la Convivencia y la Mejora de la Seguridad Escolar, que fue impulsado a nivel nacional por el Ministerio del Interior hace años con el objetivo de inculcar a los niños el respeto a los derechos y libertades fundamentales.

En ese sentido, la tarea de los agentes de policía dentro de este plan es llevar a cabo charlas en las que informan, tanto a los alumnos como a los docentes o padres de estudiantes, de los peligros que conlleva realizar un uso no adecuado de las redes sociales. "Internet es una de las principales vías para los acosadores, bien sea en el ámbito del acoso escolar o ciberbullying , o bien se trate de otros tipos de acoso, por ejemplo con connotaciones sexuales, que son situaciones que muchas veces se retroalimentan y se llegan a dar a la vez", apunta el inspector de policía nacional y delegado de participación ciudadana, Angel Gutiérrez.

Los agentes de policía nacional de Cáceres han impartido durante el pasado 2015 alrededor de 70 charlas en casi todos los colegios de la ciudad como el Diocesano, el Hernández Pacheco, la Universidad Laboral, el Agora o el Licenciados Reunidos, entre muchos otros, llegando a más de 1.200 alumnos. "Trabajamos sobre todo en el tramo que abarca desde 6º de Primaria a 4º de la ESO y cada vez nos piden más para 5º", añade Gutiérrez, que explica que las charlas, que suelen prolongarse durante una hora, finalizan siempre con un posterior coloquio "que suele ser muy productivo", ya que "los chavales te muestran sus inquietudes e incluso te dan pistas de los problemas que pueden ir surgiendo", remarca.

SITUACIONES DIFERENTES El principal problema en la prevención o detección del acoso escolar --o incluso su tratamiento-- es que nunca hay dos situaciones iguales. "El problema es donde acaba la broma y empieza lo serio. A veces los propios chavales no son conscientes del daño que están haciendo y ellos mismos, cuando se les hace ver la trascendencia de las cosas, no querrían llegar a esos niveles de daño, sino quedarse en una broma. Por ello se les hace ver la repercusión que pueden tener sus comentarios o la difusión de imágenes, pero el calibrar la gravedad de determinadas situaciones no es nada fácil", explica, debido a que otros problemas "como el fracaso escolar, sentimental, o problemas de búsqueda de personalidad también pueden confundir y parecer que el niño o la niña sufre bullying ".

Para contrarrestar este escollo, resulta fundamental prestar atención a otros factores externos. "Nuestra función es reforzar el trabajo que ya se hace desde los centros, con talleres o charlas orientativas en este sentido. Lo que sí resulta fundamental es permanecer atentos a determinadas señales por parte de los padres, y que éstos sepan estar en su sitio, ya que a veces son los padres los que niegan la situación, asegurando que es imposible que su hijo sea víctima o agresor", señala.