Francisco Polo Jabato, casado con Vicenta López, era agricultor, pero además tenía un carro con el que repartía por los pueblos los postes de telégrafos necesarios para instalar las líneas. La pareja tuvo cuatro hijos: José, Hipólita, Antonia y Lázaro. Residían en una casa de la parte antigua, en lo que fueron luego Las Trinitarias, y posteriormente se marcharon a vivir a la calle Ceres.

Aquella casa de la calle Ceres, en la actualidad todavía en pie, lindaba con la fábrica de gaseosas de Lancho, que estaba en García Holguín. La de Ceres era una casa muy grande, de más de 160 metros cuadrados, con dos pisos. A la entrada tenía un zaguán, donde los muchachos echaban la siesta cada verano mientras veían por las ventanas el paso de algún que otro coche, que aquello era para ellos como si se fueran al cine.

Al lado había una habitación, luego estaba la cuadra, de ahí al corral con su estercolero, el pajar, la zahúrda para las gallinas y dos cochinos con los que cada año se preparaba la matanza. Al subir las escaleras tenías la cocina, dos habitaciones, y el atroje, una palabra de bello matiz sonoro que designa el espacio hecho de obra donde se guarda el grano.

En el barrio estaba el comercio de Bermejo, en la otra esquina el del señor Dimas Díaz, y enfrente el bar Las Cancelas. Un mal día, Francisco cayó de una de las bestias y se dio un fuerte golpe en la cabeza que le ocasionó la muerte. Su hijo Lázaro contaba entonces 14 años. El muchacho, que tenía problemas hereditarios de oído, no fue al servicio militar. Se puso muy pronto a trabajar y se casó con Teresa Martín, que había venido de Talaván a Cáceres, donde ejercía como empleada de hogar. El matrimonio se instaló primero en el barrio de San Antonio hasta que retornó a la calle Ceres, donde se fueron a vivir con los abuelos.

Lázaro y Teresa tuvieron ocho hijos: Francisca, Juana, María, Antonio, Carmen, Teresa, Lázaro y Antonia. Con tantos hijos, Lázaro se levantaba muy temprano. Con esfuerzo y sacrificio ejercía la labor de yuntero, labrando la tierra sin descanso para mantener a toda su prole. Estuvo muchos años labrando en la finca del Santo, que estaba por la carretera de Salamanca y era propiedad de la duquesa de Valencia. También iba a la plaza de toros a sacar las mulillas durante las corridas y en sus ratos de ocio los galgos y el cante ocupaban sus dos principales aficiones.

Polino

A Lázaro Polo todo Cáceres lo conocía como Polino, un hombre que hizo muy popular esta copla en la ciudad: "Entre Forito y Camama, Alonso y El Papelero, han roto siete bombillas en la calle de Caleros, qué triste calle sin dar el sol, por unos hombres, por unos hombres sin corazón" . A Polino le gustaban mucho Angelillo y Marchena, destacaba en las saetas y sus hijos y algunos de sus nietos heredaron la afición.

Polino era muy amigo de sus amigos, entrañable, dicharachero, hablaba con toda la gente, amante del saber, era un máquina haciendo cuentas. Polino también fue galguero, se juntaban cuadrillas de amigos como Vicente Maganto, Laureano Sánchez Rojo, Juan Brillo, Pepe El Pela o el señor José El Camama, que se casó con Teresa y era el mayor galguero que había en la ciudad, uno de los hombres que más sabía de campo.

Otro galguero famoso fue José Iglesias Brillo, taxista y fundador del célebre Burladero de Galvao de la calle Parras. Galvao nació en la calle Zapatería, de familia humilde, pasó los primeros años entre las escuelas del Madruelo y el Perejil y empezó desde muy pronto a trabajar. Galvao se pasó 27 años en el taxi y el sobrenombre se lo puso otro taxista en recuerdo del legendario capitán pirata Galvao.

Galvao era pues otro de esos galgueros amigo de Polino. Los galgueros se juntaban en San José y se iban para el Salor o para el Ayuela de comilona. En tiempo de veda se llevaban la comida y como con ellos iba un pescador, el señor Farache, ponían la red y a mediodía preparaban unos mojos de peces de padre y muy señor mío. Así que con los peces, con la carne y con un buen vino, allí no faltaba de .

Los juegos infantiles

La infancia de los hijos de Polino fue muy feliz. Enfrente de su casa de la calle Ceres estaban las casas de Luna, y jugaban con los Canelo, con Pepe Bravo, que estuvo mucho tiempo en el Sindicato, con los hijos de Nicolás el del comercio, con los Salas, con los de la Tintorería Moderna, con Elo y su hermana, y con Juanito Mellado y su hermana Ana.

En el barrio estaba la churrería de Maganto y de la señora Rosa, que eran padres de Vicente y de Antonio García Congregado, que fue árbitro y que cuando dejó el fútbol desplazaba en autobús al Cacereño en los partidos oficiales. Los muchachos jugaban a la pica, a la comba, al escondite durante las largas noches de verano, y las niñas ponían en escena las obras de teatro que habían aprendido en la Sección Femenina.

Dos de los hijos de Polino murieron de pequeños, Antonia con 5 años y Antonio con 2 y medio. Francisca era la mayor. Juani Polo, otra de ellas, se casó con Pablo Rubio Solana, conocido por todos como El Chori , un hombre que estuvo durante muchos años trabajado en los Sobrinos de Gabino Díez, en la Cruz. Juani cantaba de maravilla. Tanto que en 1957 ganó el concurso de saetas de los Almacenes David de Badajoz tras cantar por teléfono desde Cáceres. El premio consistió en una semana en Badajoz, con todos los gastos pagados. Juani se fue con su prima Isabel y estuvo cantando saetas toda la Semana Santa. Juani tuvo tres hijos: Lázaro, que se crió con sus abuelos hasta que murieron, José Mari y Teresa.

Carmen, también hija de Polino, vivía en Madrid y también brilló en el cante al ganar de pequeña el Micrófono de Plata, un famoso concurso que solía celebrarse en el Gran Teatro. Carmen, que cantaba mucho por

Marifé de Triana, fue camarera de Lux, la primera cafetería de Cáceres que incorporó a mujeres detrás de la barra. Juanito García llevaba la Cafetería Lux, un negocio que realmente abrieron las dos hijas de León Leal en 1961 pero que a los 9 meses traspasaron a Juanito, hermano deJacinto, el de La Salmantina, que se implantó en Cáceres en 1930 y que cerró en 2005. Lux nació como una cafetería-librería, tenía el aire de las cafeterías Nebraska de Madrid, de dos pisos y muy modernas.

Lux estaba en Pintores y pronto se convirtió en la cafetería más distinguida de toda la ciudad, tanto es así que se hizo popular la frase de Los ricos quedan en Lux, los pobres quedan en Lux Portales , es decir, que los pijitos quedaban en Lux y los que no lo eran quedaban junto a lo que hoy es la estatua de Leoncia y no entraban en ese local, aunque en honor a la verdad la única cafetería que entonces tenía derecho de admisión era Avenida y en Lux podía entrar quien quisiera.

Junto al Peppers, que estaba en avenida de Alemania, Lux fue el primer establecimiento en incorporar camareras: Pili, Toñi la Larga, Toñi la guapa, Loren, y la propia Carmen, conocida por todos como Carmina. Por Lux pasaron Tony Leblanc, Ismael Merlo y hasta Sara Montiel. Cuando llegaba la feria Lux era uno de los puntos de encuentro. Lux y la Caseta Municipal de la Ciudad Deportiva, por supuesto.

Carmen trabajaba por turnos y el que menos le gustaba era el turno de noche, especialmente en invierno, porque llegaba a casa aterida y con los pies como escarchas. Se casó con Juan Luis Caso Martín, que era taxista. Tuvieron dos hijos: Juan Luis y Jesús.

Las Lechuguinas

María, otra de las hijas de Polino, acudió a las escuelas Pías Marrón que estaban en la calle Margallo, y que fue la escuela a la que fueron todos los hijos de Polino, excepto Lázaro, que estuvo en la Montaña. En esa escuela daban clase doña Julia y doña Eladia, que vivía por las Casas Baratas. Allí María compartió pupitre con muchas compañeras, Carmen Rocha entre ellas. Al terminar la escuela María se puso a trabajar cogiendo puntos de media en la Casa de las Lechuguinas, que estaba en San Juan. Los Lechuguinas eran una familia muy conocida en Cáceres. Eran 14 hermanos y ellas se dedicaban a tricotar y a hacer jerseys de lana.

Era aquel un local bajo, que estaba al lado del comercio de Petra Campón, donde trabajabaAngel Mena. Lechuguinas había muchas: María, Wenceslá, a la que todos llamaban Uve, Pepi... La familia tuvo este negocio y también montaron el Bar Lechuga, que estaba cerca de la Cruz. María conoció a Valentín Pacheco con 16 años en la plaza Mayor. El trabajó en Industria y en Hacienda, se casaron en San Juan y lo celebraron en Mercantil. Son padres de tres hijos:Valentín, Ana Teresa y María Asunción.

Teresa, otra de las hijas de Polino, se casó con Lorenzo Alvarez, conocido por el hijo de la Patrona, que tenían un puesto de candingas en el mercado del Foro de los Balbos. Tuvieron seis hijos: Lolo, Teresa, Juan, Carmen, Cristina y Enrique.

Lázaro, igualmente hijo de Polino, ayudó a su padre en las tareas del campo, fue escayolista y se hizo Policía Nacional. Se casó con Victoria Casares Talavero en la iglesia de la Asunción del Casar de Cáceres, donde ella había nacido, y lo festejaron en Yeni, que estaba por bajo de lo que fue el hotel Ara. Tuvieron dos hijos, Lázaro y Noelia.

Polino falleció en septiembre de 1988 y todavía Cáceres ensalza su esfuerzo con la yunta, su destreza entre los galgos y su talento para el fandango, las saetas y para aquella coplilla donde con gracia relataba la noche en la que la calle Caleros se quedó para siempre sin sus siete bombillas.