Tras un año y medio privado de libertad, en situación de prisión preventiva por la presunta comisión de un delito de lesiones, el joven boliviano Carlos Eduardo Llanos Pinto, acusado de golpear en la cara con un vaso de cristal a otro joven y causarle el estallido del globo ocular, quedó ayer en situación de libertad provisional, pendiente de que la Audiencia Provincial dicte su sentencia.

El juicio contra Carlos Eduardo Llanos, acusado de un delito de lesiones por el que el fiscal pedía para él 8 años de prisión, se celebró el pasado miércoles en la Sección Segunda de Audiencia y ayer, apenas quince horas después de su conclusión --dio comienzo a las diez de la mañana y finalizó pasadas las ocho de la tarde--, la misma Sala que le juzgó dictó un auto acordando su libertad provisional.

La Sala acordaba su puesta en libertad y disponía en su auto, asimismo, que se comunicará al director del Centro Penitenciario de Cáceres "a través del oportuno mandamiento a fin de que sea puesto en inmediata libertad si no estuviera privado de ella por otra causa o motivo legal".

Y como no lo estaba, sobre la una de la tarde abandonaba la prisión. Fuera le esperaban, "muy felices", sus padres, que habían acudido a Cáceres desde Elgoibar, la localidad situada a 70 kilómetros de San Sebastián en la que residen, para acompañar a su hijo en el juicio.

Antes de abandonar la ciudad se reunieron con su abogado, el letrado cacereño Angel Luis Aparicio, que valoró "muy positiva" esta orden de puesta en libertad provisional para Carlos Eduardo, "pues esta decisión de la Audiencia hace prever que su sentencia será absolutoria", indicó a este diario.

Ya en sus conclusiones Aparicio había argumentado, para pedir la absolución, que no existía ninguna prueba de que Carlos Eduardo fuera el autor material de los hechos, y en el juicio hizo ver las "claras diferencias" existentes entre la descripción que tras los hechos dieron testigos presenciales sobre el presunto autor, al que describieron como un joven de entre 24 y 25 años, delgado y de entre 1,80 y 1,85 metros de estatura, y las de su representado, un joven que tenía en el momento de los hechos 18 años y mide apenas 1,63 metros.

La libertad provisional de la que desde ayer goza Carlos Eduardo Llanos sera tal hasta que la Audiencia dicte su sentencia, fallo que él, sus padres y su abogado confían "será absolutoria".