La urbanización Gredos está formada por medio millar de unifamiliares al norte de Cáceres, ocupadas desde hace diez años por familias jóvenes, con niños en su mayoría. La tranquilidad de estas casas rodeadas de pequeños parques se vio ayer completamente alterada cuando, pasadas las 10.30 de la mañana, comenzaron a sonar las sirenas de las ambulancias y los coches de policía. La noticia corrió rápido. "¿Qué han matado a un matrimonio? ¿Aquí? No puede ser...", comentaba una vecina al conocer los hechos en una tienda cercana. Cuando se supieron los nombres, Manuel Barra y Consuelo Quintanilla, una pareja mayor querida en la barriada, la incredulidad se hizo aún mayor.

"El sábado pasado, por la noche, estuvo aquí Manolo tomándose unos vinos y nos invitó a dos o tres. Debió ocurrir unas horas después por lo que dicen... ¿Pero cómo puede ser posible?", cuestionaba un vecino en un bar de la calle Arenal, cercana a Peñalara, donde residía el matrimonio. "Era generoso, buena gente, solía invitar a los que apreciaba. Parece increíble algo así, aquí, con gente que conoces...", lamentaba otro cliente.

FALTO EL DOMINGO

Manuel Barra hacía vida en el barrio y se relacionaba con el vecindario. En otra tienda próxima extrañó que el domingo no fuera a comprar su periódico regional, como era su costumbre. "Hoy, al enterarnos, nos hemos quedado de piedra", explicó ayer el propietario. Al lado, en un establecimiento de alimentación, Consuelo Quintanilla solía hacer algunas compras. "Era una mujer agradable, le gustaba charlar con los que conocía", recordaba ayer sorprendido el responsable.

Mientras, la llegada de las emergencias, la policía y los medios de comunicación había despertado la inquietud en los alrededores de la calle Peñalara, hasta donde los vecinos se acercaron consternados para saber lo ocurrido. Muchos conocían personalmente a la pareja y al hijo que vivía con ellos, al que solían ver con un perro Labrador paseando por la zona. "En estos casos se suele decir que eran gente normal, pero es que de verdad eran gente normal, nunca hemos visto nada raro y nunca se ha oído nada extraño en esa casa", explicaban un padre y una hija en las puertas de la Casa de Cultura de Gredos, a pocos metros de la vivienda.

El comentario más frecuente en el barrio era ayer, en realidad, una pregunta: "¿Por qué aquí nadie oyó los disparos?". Las casas, al ser unifamiliares y estar adosadas, dejan pasar algunos sonidos de la vida cotidiana a uno y otro lado, no están blindadas en la acústica, por eso extraña que ningún vecino escuchara semejante sonido, sobre todo si fueron varios disparos y se produjeron al amanecer o por la mañana, como indican las investigaciones policiales. "Las viviendas están bien aisladas, pero siempre escuchas una televisión un poco alta, una lavadora, un tono de voz más fuerte... No sabemos cómo ha podido suceder", indicó otro vecino de la zona. Además, todas los inmuebles tienen varias ventanas exteriores en los dos pisos y hasta tres puertas que dan a la calle.

El hijo que vivía con el matrimonio también ha sido visto este fin de semana por los vecinos, y al igual que sus padres, mostraba un comportamiento dentro de lo habitual. El sábado acudió a comprar a una tienda del barrio y por la noche estuvo en la Madrila baja, al menos en el pub La Calle, donde saludó incluso a un vecino que estaba celebrando su despedida de soltero con los amigos. "Charlaron de la boda y tal, todo muy normal, sin problemas. Luego, cuando el chaval ha sabido lo que le ocurrió poco después a la familia, se ha quedado impresionado", explicaba ayer una allegada y también vecina de la urbanización.

Los residentes de Gredos subrayan que la familia tiene afición por la caza, un hecho que relacionan con la aparición de la escopeta con la que se cometieron los crímenes en el interior de la casa. Por la tarde, la propia Delegación del Gobierno en Extremadura confirmó que ese arma era efectivamente de caza y que pertenecía a la familia.

Descartado el móvil del robo, y hasta que la investigación aclare los hechos, los vecinos se muestran inquietos y esperan que todo se esclarezca cuanto antes para que el culpable sea detenido. "No nos gusta estar aquí después de lo ocurrido sin saber en realidad qué ha pasado o quién anda por ahí después de matar a dos personas", señaló un padre de familia cerca de la vivienda del matrimonio.

"No te esperas que aquí pase esto, parece cosa de otros sitios, del Telediario. En las calles nos conocemos todos, vamos al parque con los niños, compramos en los mismos sitios... Habrá algo de tranquilidad cuando cojan al culpable, aunque siempre nos quedará la pena por el matrimonio", reflexionó otra vecina.