Mi amigo Pablo ofrece viajes a Atenas, tres noches en hotel de lujo por 600 euros. Muchos cacereños han disfrutado de ellos. Bueno, pues el ayuntamiento, que aspira a que nuestra ciudad sea designada capital cultural no tiene presupuesto para que alguno de sus concejales asista a la reunión que las ciudades patrimonio de la humanidad han celebrado en la isla del Coloso.

Y eso que estamos en temporada baja. Resulta, pues, incomprensible que no se haya contemplado una partida puesto que esas reuniones están predeterminadas con antelación.

Esas reuniones no son importantes por el dinero que se pueda repartir sino por las relaciones e influencias que se consiguen. El Ayuntamiento de Córdoba lo sabe y ha aprovechado la ausencia del cacereño para lograr el apoyo del grupo a sus deseos de ser capital cultural.

Porque de haber estado presentes los cacereños, esa decisión no se hubiera tomado. Pero mucho peor es la impresión que deja en los ánimos de quienes deben tomar decisiones. ¿A qué aspira una ciudad que no puede afrontar un gasto de tan escasa cuantía? Si no es posible invertir 100.000 de las antiguas pesetillas ¿se podrán hacer las inversiones millonarias imprescindibles para llevar con dignidad la capitalidad cultural?

¿De qué sirve que todos apoyemos la capitalidad europea si nuestro ayuntamiento exhibe comportamientos que la dificultan? Podían haber recaudado el dinero incluso poniéndose los concejales a pedir limosnas en las calles con el correspondiente cartelito.

Cualquier cosa excepto hacer el ridículo y aparecer como unos miserables en casi todo lo que emprendemos. Pues de lo contrario a lo único que podremos aspirar será a que nos den limosnas para comportarnos como unos pordioseros.