Un complejo budista en Cáceres? ¿Con templo incluido? ¿Con un monasterio habitado por monjes? ¿Con jardines, librería, biblioteca, comedor y sala de yoga? ¿Con pequeños edificios representativos de distintos países asiáticos? ¿Incluso con la mayor estatura de Buda del mundo, de 40 metros? Sí, hay que reconocer que el proyecto de la Fundación Lumbini Garden (Nepal) ha chirriado a muchos extremeños, que han visto en esta iniciativa el colmo de las ideas fantásticas y fallidas para Cáceres, que han llegado a crear ‘memes’ del gran Buda sobre la Cruz o la Fuente Luminosa, y que no acaban de ver a los monjes de toga butano paseando por Cánovas. Hasta que Portugal, la vecina Portugal, tan discreta como sorprendente, nos descubre que a 322 kilómetros de Cáceres ya existe el mayor jardín oriental de Europa, denominado ‘Buddha Eden, Jardim da Paz’, que invita a la concordia y a la meditación a personas de todas las religiones del mundo. Y he aquí el dato: recibe entre 300.000 y 500.000 visitantes al año.

Podían ser muchos más por su potencial, pero este inmenso espacio no se promociona, no quiere masificaciones y apenas cobra 5 euros por la entrada (antes era gratuito pero así se previene el vandalismo). En sus 35 hectáreas llenas de estanques, prados, vegetación, fuentes, pagodas, puentes y paseos quiere transmitir sensación de paz, tolerancia y sana convivencia entre los pueblos. Destacan las grandes estatuas de Buda, para las que fueron usadas más de 6.000 toneladas de mármol y granito, transportadas hasta Portugal a bordo de navíos. Sobresalen dos realmente espectaculares: el Buda recostado, que representa el momento de la iluminación, próximo al nirvana, y el Buda gigante, de 21 metros (el de Cáceres sería el doble). Pero además alberga un extraordinario Jardín de Escultura Moderna y Contemporánea, con obras de Fernando Botero, Tony Cragg, Joana Vasconcelos, Alexander Calder, Lynn Chadwick, Allen Jones...

¿Todo esto como ha sido posible? Es cierto que, a diferencia del proyecto de Cáceres, había dinero y terreno en manos del mismo propietario privado, José Manuel Rodríguez Berardo, empresario y coleccionista portugués con una de las mayores fortunas del país. Lo concibió como un desagravio a la barbaridad cometida por los talibanes afganos, cuando dinamitaron en 2001 los Budas Gigantes de Bamyan, Patrimonio de la Unesco, con quince siglos de antigüedad. José Berardo utilizó entonces la tercera parte de su Quinta dos Lorios, en la villa de Bombarral, para crear el ‘Buddha Eden’. Está a 70 kilómetros de Lisboa y muy cerca de Óbidos y Peniche, donde además tiene la sede de su compañía vinícola ‘Bacalhoa’.

Fue abriéndose paulatinamente desde 2006, y todavía queda espacio para crecer. Dicen que sus escultores tenía la idea de liberar el espíritu vivo de cada piedra al tallarla. Lo cierto es que abruma a quienes lo visitan, que no esperan ni de lejos el mayor jardín oriental en medio de Portugal. Está gestionado por la Fundación Berardo, sin ánimo de lucro, y la estancia puede demorarse varias horas por lagos y senderos. Rincones hay varios, muy interesantes, como los que ocupan las 700 réplicas de los guerreros de terracota hallados en Xián, o el Jardín de Arte de Escultura Africana, dedicado al pueblo de Shona, que talló la piedra a mano dando forma a obras de arte durante más de mil años. Hay más de 200 piezas de una calidad incuestionable.

Todo ello en plena naturaleza, con estanques llenos de peces de colores y circundados de bambú, arces, rododendros, agapantos, robles y laurel de indias, como el lago japonés poblado por carpas Koi, los jardines donde viven en libertad cisnes y pavos reales, los dragones tallados, el lago de las palmeras, el anfiteatro, los numerosos Buda repartidos por el entorno (estatuas doradas y en bronce, cabezas, figuras, morfologías...). Una galería al aire libre que pretende trasmitir la idea de tranquilidad y armonía. Todo muy zen.

La visita resulta cómoda: aparcamiento en el acceso, entradas baratas, mapas de mano y un tren que recorre el jardín por 4 euros a fin de que las personas con movilidad reducida tengan la opción de conocerlo. Hay dos cafeterías en el interior, baños dispersos y un horario ininterrumpido de 9.00 a 18.00. Muchos le dedican la jornada completa y repiten. Pero el ‘Buddha Eden’ no se publicita: el boca a boca y las fotos de las redes sociales ya lo hacen.

TURISMO DE ESPÍRITU / Y es que la espiritualidad está en auge como reclamo para los viajeros. Dentro del turismo de experiencias, ganan enteros los lugares que ofrecen la posibilidad de reencontrarse con uno mismo, con la naturaleza y con la esencia de las cosas. Por ello, Cáceres quiere acoger este proyecto de construcción de un gran complejo budista, con instalaciones destinadas a los amantes del yoga y la meditación, que rechazó Madrid, y que aquí se ve como un oportunidad muy provechosa para atraer viajeros asiáticos, peregrinos o simplemente turismo, dadas las características del complejo.

La iniciativa no es baladí: pretende impulsar el mayor recinto de este tipo en el planeta. Lo promueve la Fundación Lumbini Garden, que baraja una inversión privada de 25 millones de euros de capital asiático. Tal y como ha venido publicando este diario, la principal fuente económica sería Alice Chiu, empresaria y destacada fortuna de Hong Kong. El maestro budista Rinpoche Shyalpa lidera la iniciativa, y Madame Zhao es la principal impulsora también desde Hong Kong.

El Ayuntamiento de Cáceres está tan involucrado en el proyecto que lo presentará el próximo miércoles en Fitur, en la que será la primera rueda de prensa de la comunidad extremeña. Pero la iniciativa adolece todavía de un pilar básico, el terreno en el que se ubicará, a no ser que también se desvele en Fitur o de forma previa. Y ahí radica a priori la principal incógnita: si finalmente se sitúa en una parcela municipal, como es la preferencia del consistorio, Cáceres debería realizar una cesión de uso de suelo rústico y posibles recalificaciones.

BASES ASENTADAS / El equipo de Gobierno está entregado al proyecto. El propio alcalde, Luis Salaya, acaba de regresar de un viaje a Nepal acompañado por el concejal de Turismo, Jorge Villar, y la consejera de Cultura de la Junta de Extremadura, Nuria Flores, en el que se han sentado las bases del hermanamiento entre Cáceres y Lumbini, y se ha transmitido el mensaje a empresarios, ayuntamientos y al propio Gobierno de Nepal de que Cáceres es una ciudad idónea. El ‘Proyecto Gran Buda’, que así se llama, contempla además la cesión de 2,5 hectáreas junto al aeropuerto internacional para instalar la Casa de Cáceres en Nepal, un país estratégico entre dos colosos emergentes: China e India.

Es cierto que en la geografía cacereña ya existen tres centros budistas: en Acebo se encuentra el monasterio El Olivar de Buda, en Villanueva de la Vera está Shorin-ji Templo Zen, y en este mismo municipio se ubica el espacio Tierra de Budas. Sin embargo, son muy distintos del macroproyecto que se perfila en Cáceres, más parecido al jardín portugués, donde Oriente brota en Occidente.