El PP quiere forzar al Ministerio de Medio Ambiente a que se suspenda la obra del trasvase de Portaje al Guadiloba y se retome la construcción de una presa en el río Almonte. Lo intentará a través del Senado con la moción presentada por el senador popular José Manuel García Ballestero para su debate en la comisión de Medio Ambiente y Medio Rural y en el pleno de la Cámara Alta.

Lo que se discute es el nuevo abastecimiento de agua. Además esto se produce cuando otra vez se corre el riesgo de que se tenga que suspender el trasvase del Almonte, en la cola del embalse de Alcántara, al Guadiloba, que es el que garantiza que tenga agua debido a las escasas aportaciones del pantano cacereño. Alcántara bajó ayer por quinto día seguido y se situó en la cota 192,63 (metros sobre el nivel del mar), solo uno por encima de las bombas que impulsan el agua que llega el embalse del Guadiloba.

No es que Cáceres se vaya a quedar sin agua en unas semanas, además se está al final del año hidrológico, que acaba el 30 de septiembre, y no es la primera vez que el trasvase del Almonte se tiene que parar coincidiendo con la época de transición entre verano y otoño. Pero sí está la inseguridad en el abastecimiento y que se mantenga desde 1992 una solución provisional. Sin el trasvase, con un año hidrológico similar al actual y sin aportaciones al Guadiloba, la ciudad solo tendría agua para un periodo inferior a un año. (Cáceres gasta 10 hectómetros cúbicos en un año y ahora hay 8 en el Guadiloba).

El Plan Hidrológico Nacional contemplaba una solución para abastecer a Cáceres. Se proponía la construcción de una presa en el Almonte y se estudiaron cuatro alternativas (2 en el Almonte y otras 2 en el Tamuja). Se eligió una de las opciones sobre el Almonte, aguas arriba de donde está la toma. Era 2004 y el proyecto se expuso al público, pero añadiendo tres nuevas variables, una de ellas era que la solución fuese trasvasar agua a Cáceres desde la presa de Portaje, que fue parte de las infraestructuras que se acometieron en compensación por el trasvase del Tajo al Segura y que estaba infrautilizada, luego se añadió a este proyecto una toma de recarga que en la práctica lleva agua del embalse de Gabriel y Galán a Portaje.

El proyecto de la presa en el Almonte se enterró en julio del 2005, cuando se hizo pública su declaración de impacto ambiental. Desde entonces la solución era Portaje-Gabriel y Galán. Su proyecto se expuso en diciembre del 2005 y la obra se contrató en mayo del 2007. El retraso en su realización, la confirmación de que la obra no estará finalizada hasta marzo del 2011 y que ahora se tenga que modificar el proyecto inicial, con el incremento de costes que conlleva, provocan que el PP defienda otra vez la opción de la presa del Almonte.

Del contenido de la moción informaron ayer el senador popular García Ballestero y el presidente provincial del PP, Laureano León, quien denunció que solo se han ejecutado 8 kilómetros de los 78,4 de la conducción que debe traer el agua hasta el Guadiloba y que al final las obras se pueden poner con un coste superior a los cien millones de euros.

Las obras se adjudicaron por un importe de 41 millones. León basaba su cálculo en el coste de licitación, que ascendió a 61 millones, en una estimación de 30 millones para hacer la segunda fase del proyecto (abastecimiento a poblaciones del entorno de Cáceres) y en el valor del modificado que ahora se tiene que hacer en las obras, debido a que la conducción principal no puede colocarse en los puentes sobre el Tajo y el Almonte de la N-630.

RECIBO DEL AGUA León también calculó que el trasvase de agua desde Portaje-Gabriel y Galán hasta el embalse del Guadiloba tendría una repercusión en el recibo que abona el usuario de 60 céntimos por cada mil litros de agua, precio que podría incrementarse hasta los 76 céntimos con la segunda fase de esta actuación. La Confederación Hidrográfica del Tajo cuantificaba una incidencia menor, de 40 céntimos el primer año de entrada en servicio de la conducción y de 33 como media en los veinticinco años del periodo de amortización del nuevo trasvase.

Los costes de las obras hidráulicas se repercuten en los que se benefician de ellas (los consumidores), pero la decisión final es del ayuntamiento, que es el que recibirá el coste a abonar cada año y el que determinará cómo se repercute en la tasa. Actualmente por los consumos en domicilios se pagan 55 céntimos por cada mil litros facturados, valor bonificado, dado que el precio real del metro cúbico es superior.