Como todos los años en estas fechas aparecen en los medios de comunicación reportajes alarmantes sobre el coste de la vuelta al colegio. Parece una contradicción que tratándose de una enseñanza gratuita conlleve tales gastos. Suele hacerse hincapié en el dineral que valen los libros y esto merece una reflexión.

Vivimos en un país en el que nadie da un paso sin antes asegurarse de que tiene una subvención. Lo mismo da que sea empresario, investigador o estudiante. Algunas familias necesitan que les regalen los libros, pues sus escasos ingresos están hipotecados y para ellos deben estar las ayudas. Pero otros muchos no tienen esa necesidad y encuentran caros los libros pero no los MP4, play, ´botellones´ y otros entretenimientos que hacen feliz al escolar.

Algunos profesores consideran conveniente la lectura de obras literarias o científicas pero se encuentran con el problema de que suponen un sobrecoste no siempre aceptado por los padres de familia. Esos mismos padres que llenan los bolsillos de sus hijitos para que disfruten de una semana en la nieve organizada por el centro escolar.

A mi me parece que lo que se da gratis apenas ni se cuida ni se valora mientras que lo que cuesta un esfuerzo se valora y se mima.