La diócesis de Coria-Cáceres, con el obispo Francisco Cerro a la cabeza, ha puesto de manifiesto el deficiente estado en el que se encuentran multitud de templos y otros elementos del patrimonio eclesiástico.

La Iglesia católica y la Junta de Extremadura establecieron un convenio hace 21 años por el que se creó una comisión mixta que vela por la conservación y recuperación de este tipo de patrimonio, a través de diferentes partidas presupuestarias. Por esta razón, Francisco Cerro explicó a este diario que desde la diócesis se está estudiando restaurar multitud de ermitas, retablos y "por supuesto iglesias que se encuentran en estados ruinosos".

El obispo estimó que es necesario cuidar este tipo de templos, ya que "muchas veces este patrimonio es lo más rico que tienen muchos pueblos". Por eso desde la delegación patrimonial de la diócesis se pretende "ir potenciando este tipo de acciones". Sin embargo, el máximo representante del Vaticano en Coria y Cáceres encuentra que "el campo de trabajo es inmenso, porque hay muchas iglesias e imágenes que requieren una gran restauración" y los recursos que tienen para ello "son muy escasos". Francisco Cerro consideró particularmente delicada la situación de la catedral de Coria, ya que "es un tema que nos excede porque necesita una restauración muy profunda".

GRIETAS La catedral de Coria, que comenzó a construirse en el año 1498 y se finalizó 250 años más tarde, presenta en la actualidad unas ostensibles grietas en su fachada. Es por eso que se solicitó un estudio para detectar el estado y movimiento de las grietas que sufrían los muros del monumento. Pero estos trabajos, iniciados en el 2008, se paralizaron después de que las empresas que se encargaban de ellos se declararan en suspensión de pagos. Esta situación de paro se alargó hasta el pasado 23 de junio, día en el que se celebró la reunión de una comisión formada por once expertos, entre los que se encontraban representantes del Ministerio de la Vivienda, de la Junta de Extremadura, del Obispado de Coria-Cáceres y del Ayuntamiento de Coria.

De esta reunión salieron dos decisiones fundamentales: por un lado, se retomaría el estudio de monitorización de las grietas, a cargo esta vez de la empresa Eptisa, especializada en este tipo de casos. Por otro lado, se llevaría a cabo un plan de emergencia que incluía la ejecución de unas obras de urgencia tras detectarse, por parte del Ministerio de la Vivienda, graves daños en el muro noroccidental de la capilla mayor. Para ello se estableció la necesidad de construir una estructura metálica de veinticuatro metros de altura y treinta y cinco metros cuadrados, con el fin de garantizar la estabilidad del muro. Está previsto que esta estructura tenga que permanecer instalada al menos tres años, durante los cuales se analizarán los daños que posee el templo y se buscarán soluciones para ellos.