La presencia de jabalíes en el casco urbano suele ser una denuncia común sobre todo en los meses de verano cuando, por el intenso calor que hace en la sierra, estos animales se ven obligados a bajar a la ciudad en busca de agua. En cambio, su visita se ha convertido ya en algo habitual durante todo el año y se ha incrementado especialmente este otoño. Se les ha visto ya paseando cerca de las viviendas, la última vez hace unos días en la barriada de San Blas; y son habituales del acceso al santuario de la Montaña o de Residencial Universidad, donde han destrozado sus jardines. Circulan también por las carreteras, lo que está generando situaciones de peligro a los conductores. De hecho hace unos días uno de ellos fue atropellado en la ronda norte, cerca de la Guardia Civil, donde fue encontrado muerto y lleno de sangre.
El problema preocupa al ayuntamiento, que busca soluciones para intentar reducir la población de estos animales en la ciudad. De las grandes localidades de la región, Cáceres es la más afectada por la superpoblación de cochinos porque se encuentra rodeada de numerosas zonas boscosas, algo que no ocurre en otras localidades como Badajoz, Plasencia o las Vegas Altas. «Desde hace años hay un problema con jabalíes que bajan a la ciudad y este año es bastante más frecuente de lo habitual», afirma a este diario el alcalde, Luis Salaya.
NO HA HABIDO CAZA
Según explica el regidor cacereño la principal causa de que en este 2020 se haya incrementado la aparición de estos animales es la suspensión de la temporada de caza debido a la crisis del coronavirus, lo que provoca que las poblaciones «estén descontroladas». Se espera, no obstante, que la presencia de los jabalíes se reduzca una vez que se inicie la época cinegética (oficialmente comenzó el día 10, aunque con muchas restricciones debido a la pandemia). La caza es, por tanto, una de las soluciones a corto plazo para solucionar el problema de este año. Y por esta razón el ayuntamiento, tal y como avanzó ayer el alcalde, Luis Salaya, trabaja con la Junta de Extremadura en la ampliación de los permisos de caza en los cotos de los alrededores de la capital cacereña, con el objetivo de que haya más licencias de las habituales como medida excepcional por la situación actual.
No obstante, Salaya advierte de que el exceso de estos animales no es la única causa de que se les pueda ver en el casco urbano; sino también la basura en las calles. Asegura que, desde que estalló la crisis sanitaria, es muy frecuente encontrar bolsas de basura fuera de los contenedores porque los ciudadanos, por precaución, para prevenir contagios, prefieren no tocar las tapas de los mismos y optan por dejarlas en el suelo. «Hay que abrir los contenedores y meter la basura dentro. Parece que mucha gente, por miedo a tocar la tapa del contenedor, evita abrirlo y deja la basura fuera; esto es una pésima costumbre que ha empezado a crecer desde que tenemos el problema del coronavirus. Esto puede provocar daños mucho peores que la ciudad esté sucia, que ya es suficientemente grave, como es que bajen los jabalíes habitualmente a alimentarse a la ciudad», advierte el alcalde.
La situación preocupa desde hace años, aunque este de una manera especial. De hecho, antes del confinamiento y para prevenir precisamente su aparición durante el verano, el ayuntamiento había comenzado a trabajar en la posibilidad de instalar bebederos en la zona de la montaña para evitar que bajaran a la ciudad en busca de agua. No se ha podido llevar a efecto por el inicio de la crisis sanitaria, aunque este año ni siquiera esto habría solventado el problema porque el monte cacereño está plagado de estos animales.