Ocurrió el pasado martes por la noche. Un vecino se percató de que había dos personas intentando cambiar la cerradura de una vivienda en la calle Candeleda, en Residencial Gredos, y en seguida llamó a la policía. Se trata de una unifamiliar que lleva años vacía propiedad de una entidad bancaria, por eso a este vecino le resultó extraño que alguien intentara acceder a su interior. Sin embargo, a la llegada de la Policía Nacional, los presuntos okupas ya se habían marchado. Se ha abierto una investigación para averiguar lo ocurrido.

Fuentes policiales aclaran que se investiga también que pudiera tratarse de un robo con fuerza en la vivienda, ya que esta semana han actuado en otra tentativa de atraco en la calle Marte, en Fuente Concejo. Los vecinos, por el contrario, no creen que se tratara de un robo ya que la vivienda se encuentra vacía. La situación ha generado alarma en la barriada, sobre todo porque muchos de los residentes se encuentran en estos momentos de vacaciones y temen que vuelven a intentarlo y encontrarse su casa ocupada a su vuelta. Han dado además la voz de alarma a los otros barrios de la zona para que estén alerta por si ocurriera algo parecido. Por el momento no se tiene constancia de más casos por el distrito norte.

El temor se ha extendido también a Cáceres el Viejo, barrio muy cercano a Residencial Gredos, donde hace un año una misma familia formada por unas diez personas ocupó dos viviendas adosadas que se encontraban vacías. Para acceder reventaron las cerraduras y se conectaron a la luz y al agua de la comunidad de manera ilegal. De hecho algunos de ellos llegaron incluso a utilizar las zonas comunes, como la piscina. Fueron los propios vecinos los que dieron la voz de alarma a la policía, que comenzó a vigilar la zona.

Tras varias investigaciones se comprobó que se trataba de un grupo procedente de Madrid y con numerosos antecedentes penales. El dueño de las casas, una inmobiliaria porque eran las dos únicas de la comunidad de vecinos que nunca llegaron a venderse, inició el trámite judicial pertinente para recuperarlas. No fue necesario porque los okupas se marcharon ante la presión que ejercieron los vecinos de la barriada. Colgaron carteles en sus casas exigiéndoles su marcha y cada noche organizaban caceroladas con el mismo objetivo. La situación fue tan tensa que obligó a Policía Nacional y a Policía Local a vigilar el barrio las 24 horas del día.

Lo ocurrido no se ha olvidado aún en la barriada, donde ayer también se mostraban preocupados por el intento de ocupación de una vivienda en la urbanización de al lado. De hecho, desde que ocurriera el incidente el pasado año, son muchos los vecinos que han incorporado sistemas de seguridad en sus casas. «Aquí estamos siempre alerta», reconoce Raúl Pérez, del colectivo vecinal.

La ocupación ilegal de viviendas es una situación que inquieta a nivel nacional. Según las estadísticas este delito ha crecido casi un 60% en los últimos cinco años y las cifras continúan en aumento. En Badalona, por ejemplo, la guardia urbana va a utilizar drones para vigilar la ciudad desde el aire para prevenir este tipo de delincuencia.