Seguramente que en los recuerdos de cada uno, existen esas personas que aunque físicamente no estén a tu lado, tienen una honda significación en lo que somos y en lo que hacemos. En nuestra mente se amontonan recuerdos relacionados con ellas, recuerdos que un día sirvieron para que determinada opción fueran determinante en lo que decidimos después. Actitudes, modo de tratar a las personas, pensamientos, ideas, coherencia, transparencia… que pensando en ellos te sientes estimulado a llevarlos tú a la práctica.

Es el recuerdo de esos modelos de conducta, que no quiere decir que fueran perfectos, pero que de una u otra manera te animan a que intentes ser como ellos, y que cuando no lo eres te «pones colorado» solo pensando en lo que dirían si nos vieran hacer lo que hacemos.

Dejando de lado los fundamentos psicológicos de esta realidad, que están todos muy bien razonados, lo que me gustaría es poner en valor, lo bueno que es el tener siempre estas referencia que de una u otra manera pueden ayudarnos en los momentos en los que nuestra seguridad se tambalea o la hacen tambalearse.

Llegados estas fechas de comienzo de curso, no tengo más remedio que acordarme de Nicolás García, Don Nico, para los más cercanos. Don Nico, sacerdote de la Diócesis de Coria- Cáceres nació en Aldeanueva del Camino en 1927, y falleció el 7 de septiembre de 2015 en Cáceres. Ingresa de niño en el Seminario de Coria y allí cursa sus estudios hasta que es ordenado sacerdote.

Entre sus destinos destacamos su presencia en pueblos como Pozuelo de Zarzón y Alcuescar, Don Jesús Domínguez lo nombra director espiritual del Seminario en 1976, después recorre diversos puestos de responsabilidad cerca de los distintos obispos diocesanos.

Si tengo que desatacar algo de su vida apostólica, serian estas dos “opciones fundamentales”, su amor al seminario y su amor a la diócesis. Por ellos se desveló y se preocupó gratuitamente, con una presencia tan aparentemente desapercibida como trascendente. Por la cantidad de sitios que su presencia abarcaba parecía que la Diócesis, cuando él no estuviera, no podría funcionar.

Como decía al principio, estos referentes personales son modelos para muchas de las cosas que hacemos y te ayudan a descubrir lo lejos que estas de alcanzar, aunque sea mínimamente lo que ellos lograron.

Si alguna vez vais por el Seminario el sitio donde mejor podréis notar su presencia ¿sabéis cual es? El jardín.