Se jubilaron a lo largo del pasado 2015 y ayer recibieron un pequeño pero merecido homenaje. Más de un centenar de exempleados del Servicio Extremeño de Salud (SES) se dieron cita en el complejo cultural San Francisco, donde participaron en un acto en el que se les hizo entrega de un obsequio y terminaron fotografiándose todos juntos.

"Lo que más voy a echar de menos son los amigos y los compañeros. Es necesaria mucha convivencia y unión entre los trabajadores para que todo funcione", apuntó ayer Juan Santos Santos, quien fue cirujano en el San Pedro de Alcántara durante casi 40 años. Para él, lo mejor de su trabajo "es la satisfacción de ejercer mi profesión y atender a mis pacientes como cualquier médico, pegándote con la muerte muchas veces; unas gana ella y otras ganamos nosotros", señaló.

Por su parte, el consejero de Sanidad del SES, José María Vergeles, agradeció a todos los jubilados "el excelente legado sanitario" que dejan y se refirió al acto de homenaje como un "reconocimiento a los valientes que se encuentran de pie después de dar lo mejor de sí mismos al SES". Vergeles recalcó que "jubilación viene de júbilo, de alegría", haciendo referencia al nuevo periodo que inician los jubilados en sus vidas, una etapa para "hacer eso que siempre hemos querido hacer", concluyó.

Una de esos valientes es Mari Angeles Borregero, quien trabajó durante 30 años en el hospital Virgen de la Montaña. A partir de ahora se dedicará a ella, a sus nietos y a sus hijos, aunque echará de menos "a mis compañeros y mis pacientes". Al igual que le ocurre a María Teresa de Cáceres, que también acumuló otras tres décadas como celadora en el hospital San Pedro de Alcántara, aunque ella se formó como auxiliar de enfermería. "Me gustaba muchísimo mi trabajo. Lo tuve claro desde pequeña", confesó ayer, momentos antes de enviar un consejo a todos esos futuros celadores: "Que trabajen con mucha alegría porque el usuario es lo que quiere: estar bien atendido y de forma agradable".

Todos los jubilados con los que pudo hablar este periódico coincidieron en lo sacrificada que resulta esta profesión pero lo agradecida que es a la vez. El ejemplo personificado es Mari Angeles Antúnez, Angelines para sus compañeras, quien "volvería corriendo" si le pidieran reincorporarse a su puesto de trabajo mañana mismo. En el hospital San Pedro de Alcántara ha pasado 38 años de su vida, donde se ha sentido "fenomenal". De hecho, si volviera a nacer "repetiría profesión" y a los futuros enfermeros les recomienda "que trabajen a gusto, con vocación, y cuiden bien a los enfermos".

Así, el SES reconoció ayer el trabajo de los empleados públicos sanitarios extremeños en una ceremonia que terminó con una cariñosa foto de familia sobre el escenario del salón de actos del complejo cultural San Francisco.