El nombre solo ya sobrecoge. En el pueblo cualquier referencia a los Ángeles Malos se acompaña de un silencio previo. «Los mayores los nombran con miedo». «Con respeto». No son pocas las leyendas que acompañan a la capilla en la que desde hace siglos lucen unas desafiantes extrañas criaturas aladas en la cúpula. Las habladurías tienen un origen fundado porque la historia de la ermita del Santo Cristo del Ejido, el nombre oficial del templo, siempre ha estado directamente ligada a la muerte ya que en tiempo ejerció como camposanto.

De hecho, lo primero que recibe al visitante tras cruzar la verja son lápidas. 1881 luce sobre la piedra y una inscripción que parece nombrar al difunto bajo la lápida. A la entrada, una hilera de nichos con la piedra entreabierta, reposan restos de huesos, con toda probabilidad de animales, pero que bien sirven para alimentar el mito. Para acceder al corazón hay que abrirse paso entre la naturaleza que se apodera de los muros, como si la vida quisiera abrirse paso entre tanto misterio de muerte. Las raíces y la maleza amenazan las paredes de las pocas piedras que se conservan y esconden una vereda que se ha formado en décadas de curiosos y crédulos. La jornada se nubla para enfatizar ese halo lúgubre en el que reposa el mayor misterio de Talaván: una minúscula iglesia con más de tres siglos decorada con pinturas de querubines tenebrosos, de miradas amenazantes y de dientes afilados, que sorprenden a los historiadores y nutren las leyendas negras. Hay 21. No hay respuesta para la cifra y si es número relacionado con el averno. La única certeza es que sobre los blanquecinos esgrafiados de la bóveda sobresalen unos tintes rojizos como advertencia al que entra.

Su hallazgo hace ocho años llamó la atención de programas como ‘Cuarto milenio’ de Iker Jiménez, que no ha dudado en dedicarle horas de cobertura a la incógnita sobre su origen. Precisamente desde entonces, la localidad se movilizó para garantizar su conservación. Al margen de la respuesta municipal, que adecentó los accesos, los vecinos pusieron en marcha una campaña en Change.org con más de 400 apoyos que enviaron al entonces presidente de la Junta de Extremadura, José Antonio Monago, para instar a que se protegiera e incluso reclamaron que se declarara Bien de Interés Cultural. Al tiempo que asociaciones como Hispania Nostra la incluyeron en la lista roja del Patrimonio, el ayuntamiento redactó una primera memoria en 2015 que contemplaba una primera actuación de 42.000 euros con fondos Feder, pero debido a que este informe sumaba carencias, el consistorio encargó en 2017 un nuevo proyecto para mejorar el anterior. Ahora, la Comisión Provincial de Patrimonio, un órgano formado por la Junta,

Diputación, la Fempex, el colegio de aparejadores, arquitectos y Adenex ha dado el ‘ok’ a lo que supondrá el primer avance para blindar el futuro de la ermita, en avanzado estado de ruina tras más de un siglo de abandono.

Entretanto, hace un año nació Talaván Historia Viva, una asociación con 150 miembros cuyo propósito es la conservación del patrimonio local. Este diario recorre las inmediaciones de la capilla con dos de sus integrantes, Rosa Rodríguez --su presidenta--, y Carmen Barroso.

Las pinturas

Sobre el valor de la ermita, Rodríguez destaca su singularidad. «No hay nada parecido ni en Extremadura ni en España», anota. En ese sentido, insiste en la necesidad de proteger el valor artístico y patrimonial que aporta su rareza. «Son nuestros». En el recorrido, relata que la ermita fue inaugurada el 15 de marzo de 1628, tal y como recoge una inscripción que rodea a la cúpula con una cita bíblica de Isaías, traducida del latín como «fue ofrecido por nosotros porque él lo quiso». Subraya también que junto a esa inscripción se encuentran representadas las ‘Arma Christi’, conocidas como los instrumentos de la Pasión, que hacen referencia a la victoria de Jesús sobre Satanás. Solo se conservan las pinturas de las escaleras y los clavos. El resto de la estructura también está decorada con más lienzos que llaman la atención como dos medallones que representan una figura entre felino y hombre conocida como ‘El Hombre gato’ y otro con apariencia femenina, apodado como ‘La dama de la toca’. Rodríguez baraja la hipótesis de que hagan mención a las personas que costearon el templo.

Sobre el origen de los siniestros ángeles ‘réprobos’ , alega que existen varias interpretaciones. Estudiosos como Sebastián Vázquez sostienen que «interpretan almas del purgatorio» y Gabriel Cusac las relaciona con los condenados del Santo Oficio de la Inquisición. Por otra parte, investigadores como el profesor de la Universidad de Extremadura José Julio García Arranz defiende la teoría de que no son originarias de la capilla si no que se pintaron posteriormente cuando la ermita se convirtió en cementerio municipal en la época de la desamortización. «El llamativo aspecto que actualmente presentan responde a unos retoques o añadidos de pintura, no excesivamente cuidadosos en su ejecución, que se llevaron a cabo bastante tiempo después de la decoración original del edificio. Ello explicaría la presencia de las alas en unos seres inicialmente angélicos que fueron transformados posteriormente con el fin de conferirles un aspecto maléfico en probable consonancia, entendemos, con el cambio de uso que experimentó el edificio al asociarse a una función funeraria», apunta.

En cualquier caso, y al margen de la leyenda que les acompaña, Rodríguez precisa que el propósito del colectivo es «la búsqueda de la verdad» y avanza que la asociación está a la espera de recibir los resultados de un estudio sobre los pigmentos para aclarar finalmente cuál es su procedencia. Sea cual sea la verdad, el misterio les rondará siempre.