Cáceres tiene agua para poco más de un año. El Guadiloba estaba el pasado miércoles al 73,53% de su capacidad, con 15 hectómetros cúbicos. Durante todo el pasado año se utilizaron 11 hectómetros. Si la cota del pantano de Alcántara sube y se sitúa en torno a la altura 195, el trasvase volverá a estar operativo. Si la situación actual se mantiene, se estaría dentro de unos meses en la peor situación vivida en Cáceres desde que en 1992 hubo restricciones, que fueron las que motivaron la ejecución del trasvase.

La solución es la mejora del abastecimiento, prevista en el Plan Hidrológico Nacional, y en la que se empezó a trabajar en 1995, cuando se elaboró un estudio de las posibilidades de aumentar la regulación en la cuenca del Tajo. Desde entonces se ha avanzado, pero todavía no se ha iniciado ninguna obra, ni siquiera está decidida qué solución se adoptará y en los presupuestos del Estado para este año sólo hay un partida de 425.000 euros, cuando la inversión total que se necesitaría rondaría los 50 millones.

Desde el pasado lunes no se está trasvasando desde el Almonte, en la cola de Alcántara, hasta el Guadiloba porque la cota del pantano está al mismo nivel que el punto donde se sitúan las bombas que impulsan el agua. Es lo mismo que ocurrió en el 2002, entonces la suspensión del trasvase duró una semana. Esto pone de manifiesto una vez más que la mejora del abastecimiento a la ciudad no puede retrasarse.

En el Plan Hidrológico Nacional se apunta la necesidad de consolidar el abastecimiento de Cáceres en el horizonte del año 2002, sin que hasta ahora se hayan hecho obras importantes.

Las soluciones más probables, además de los planes de mejora de la demanda, pasan por traer agua de Portaje o por una nueva presa en el Almonte. Todo dependerá del estudio de impacto ambiental de la presa, cuya publicación se espera que pueda estar en unas semanas.