María, Delfi, Marta, María del Mar, Maribel, Julia y Milagros dejaron ayer a los hijos a cargo de sus maridos y se plantaron en la feria, pertrechadas de sobrero y abanico para que el calor no se interpusiera en sus ansias de fiesta. "Hoy hasta que el cuerpo aguante, hasta el amanecer", decían sin perder el ritmo en la caseta María Bonita.

Tras el encendido del martes por la noche, para muchos fue ayer la primera toma de contacto con la feria de San Fernando, que acabó de montarse al filo de las cuatro de la tarde. "Hemos acabado de repartir todo en las casetas y ahora estamos relajándonos", afirmaban los repartidores de Coca-Cola, en la barra exterior de la remozada caseta El Redoble, este año en tonos blanco y negro. Dentro comenzaban las imprescindibles clases de baile de la feria. "Manos arriba, a la derecha...", y un grupo de gente seguía las instrucciones del speaker y las gogós.

A unos metros, en el Bahía, Víctor, Luis y Diego, que vienen de Zamora, iniciaban la toma de contacto con la feria en el Bahía, donde están algunos de los amigos que hicieron mientras vivían en Cáceres, como Patricia, una de las camareras, que acusa el cansancio de los preparativos. "Acabamos de montar todo anoche", decía. Y aún quedan seis días por delante.

"Me encantan las fiestas de mi pueblo", aseveraba Benito Núñez, el que fuera director del colegio Prácticas, ayer de cañas con Antonio, Rosa y Julia en El Museo. En frente, las sevillanas, los trajes y las flores en el pelo delataban a la caseta de la Casa de Andalucía, ayer con su tradicional comida de estreno en San Fernando.

Y con la feria llegan las primeras celebraciones. Los trabajadores del centro de salud de Mejostilla y los del Pasadena comían ayer en El Cortijo, antes de lanzarse al bailoteo. Y Laura, Almu, María, Andrea y Alvaro, celebraban al ritmo de Juanes que habían dejado atrás el primer examen de junio de Magisterio. "Nos quedan unos cuantos hasta el 27 de junio. Pero vamos a vivir la feria", advertían.