No son los primeros pero sí los únicos homosexuales que hasta el momento han querido dar difusión mediática a su boda en Cáceres. Antonio León y José González se casaron ayer en el palacio de la Isla. Una hora después lo hicieron también Marlene Fernández y Emilia Bernabé. "Queríamos compartir nuestra felicidad con todos para que otras parejas de homosexuales más reticentes en dar el paso se animen", explicaba Antonio León minutos después de pronunciar el tradicional sí quiero .

En Cáceres se han registrado aproximadamente una docena de bodas entre personas del mismo sexo --no hay datos concretos-- desde que hace más de un año entrara en vigor la ley que iguala los derechos de las parejas gays a las heterosexuales. Sin embargo, hasta ahora ninguna había querido que su enlace trascendiera públicamente. "Hemos soñado muchos años con este momento, así es que no nos importa compartirlo con todo el mundo", declaraba con entusiasmo Emilia Bernabé.

Los novios y las novias

Primero fueron ellos. A las doce de la mañana, Antonio León, de 30 años y natural de Villanueva de la Serena, y José González Ortiz, con 31 y de Venezuela, sellaron su amor de dos años afincado en Cáceres con una firma y un beso ante el concejal José Luis Sánchez, curiosamente del PP, partido que se opuso a la ley de los matrimonios homosexuales e incluso la tiene recurrida.

Lo cierto es que a los novios ese detalle les dio igual. Inmersos en la "ilusión" del paso que acababan de dar y "negado tanto tiempo", apuntó León, los contrayentes solo estaban para recibir las felicitaciones de sus invitados, un grupo reducido de familiares y amigos, hacer unas pocas declaraciones a los periodistas y posar para los fotógrafos. La madrina y testigo, la madre de Antonio León, se mostraba orgullosa y feliz porque, dijo, acepta a su hijo como a sus otros cuatro, ya que bastante "mal" lo había pasado él hasta "decírnoslo".

Su luna de miel tendrá que esperar hasta el verano. Ambos trabajan, Antonio de camarero en el bar Barroco aunque es protésico dental y José cuidando ancianos a pesar de ser técnico financiero, y ahora no pueden permitirse vacaciones. Han decido que irán a Venezuela a conocer a la familia de José. Lo que aún no tienen claro es lo de los hijos, si adoptarán o no. "Yo quiero pero él, bueno...", confiesa José. "Quizás cuando estemos más asentados profesionalmente", añade Antonio.

Los novios terminan de posar para su álbum de boda. Afuera les reciben con un puñado de plumas blancas y confeti que sustituyen al tradicional arroz. Sí cumplen con otra tradición: la de hacer la ofrenda floral a la Virgen de la Montaña.

A la una fue el enlace de Marlene y Emilia. Esta salmantina y esta madrileña se conocieron en Madrid hace nueve años en el restaurante en el que ambas trabajan, La Dorada: Marlene, 40 años, de cocinera y Emilia, 32 años, de camarera. Cuentan que su condición de lesbianas no les ha supuesto ningún "obstáculo" en su vida, ni en la familia ni en el trabajo. "En eso hemos tenido mucha suerte, siempre hemos disfrutado de una aceptación general", asegura Emilia.

En Cáceres tienen a parte de la familia y por eso han optado por esta ciudad para casarse, algo que estaban deseando "desde que salió la ley". Así es que, hacen doble boda. El concejal socialista Estanislao Martín dirige el acto oficial en el palacio, pero la ceremonia de verdad, tal y como la "hemos soñado tanto tiempo", explica Emilia, no es hasta por la tarde en el Torre de Sande. La luna de miel: en verano con un crucero por las islas griegas. Los hijos: "Ya veremos".