Mahar Karuna ya ha recibido a los dos primeros monjes budistas que se postraron ante él para llevar a la práctica esa oración que constituye un diálogo espiritual mediante el cual uno puede centrarse tanto mental como emocionalmente. Dicen que a medida que empieces a orar, debes visualizar que los seres que mencionas están felices y tranquilos. Imaginar que tus pensamientos de bondad amorosa llegan a ellos, los tocan, los abrazan y los hacen sentir bien, felices y en paz. Teo Borrella Álvaro y Doris Delgado Castro acaban de vivir esa experiencia en el Palacio de Congresos de Cáceres, convertido en centro de peregrinaje de la capital.

Teo nació en Casar aunque pasó toda su infancia y gran parte de su juventud en Girona. Después vivió en Rubí, donde conoció la Casa Tíbet de Barcelona. «Tengo la experiencia de haber estado en diferentes monasterios como el de Orense o el de Alicante. Mi idea era retirarme porque han sido cuatro años en Levante con un maestro y me he venido a vivir a Extremadura», explica en un receso.

«Fue aquí donde nací y me hacía mucha ilusión desde que me enteré que iba a venir Buda y pretendían construir un gran centro muy bonito en la ciudad». Su objetivo lo ha cumplido. Lo dice quien estuvo nada menos que con Tony Karam, el maestro espiritual y director de Casa Tibet de México, un personaje muy interesante en la medida en que plantea, por ejemplo, que el problema de la sociedad actual no son las emociones, sino que éstas se manifiestan en desequilibrio. Precisamente por eso, el entrenamiento espiritual, psicológico y contemplativo son herramientas para propiciar que esas emociones, de todo tipo, se manifiesten en genuino equilibrio. Y eso lo ha conseguido Teo, que atesora una experiencia de veinte años.

En este viaje le ha acompañado Doris Delgado Castro, nacida en Perú. Hace un año y nueve meses vivía en Alicante. «Ya tenía hace tiempo mucho interés por el budismo; así que apenas llegué aquí, encontré el centro budista Sakya de Pedreguer, en Alicante», señala.

Con su gurú el lama Rinchen Gialtsen, Doris estudió Formación en Meditación. Fue allí donde conoció a Teo. «Fue él quien me informó de la llegada del Buda Mahar Karuna; entonces decidí venir a Cáceres a visitarlo y realizar las prácticas tan felìz de corazón. Me siento muy bendecida y agradecida a la vez», narra.

Y es que Buda ha llegado a Cáceres y lo ha hecho para quedarse. De momento, y hasta que en el Cerro Arropé (muy cerca del Cefot) se construya el centro budista con una imagen tan alta como la estatua de la Libertad (40 metros, más los 20 de la gruta sobre la que será colocado sumarán 60), el Palacio de Congresos acoge la réplica de esa efigie, el Mahar Karuna, en mármol de jade blanco valorado en más de medio millón de euros.

La imagen representa el estado de máxima tranquilidad espiritual. Porta un paraguas que simboliza la conexión con la divinidad, así como arroz, fruta y agua, en señal de agradecimiento por las buenas cosechas, la salud y los alimentos. Le acompañan las banderas de la paz del budismo, que enarbolan, entre otros, el viento y las montañas. Detrás de él, un cuadro como alegato de la unión entre Oriente y Occidente.

Desde su instalación, el Palacio de Congresos es un goteo de público. Entre los peregrinos, Juan Manuel Domínguez Sierra, conocido por todos como Bola, célebre actor de La Botika, ya retirado de la farándula. Hace años que Bola se marchó a vivir a Hoyos; hace poco pasó por el quirófano para una operación, ayer le tocó revisión y a su término, camino de la estación de autobuses, paró a ver a Mahar Karuna. «Practico la religión hindú y he querido darle la bienvenida», cuenta mientras le rinde honores a una imagen que permanecerá en el edificio de la avenida de la Hispanidad hasta diciembre, mes en el que se buscará otra ubicación.