El negocio del hielo llegó a constituir una auténtica industria en la región entre los siglos XVI y el XIX. Son muy conocidos los pozos de la nieve como el de La Garganta, en Sierra de Gredos, pero muchos no saben de la existencia de uno de estos singulares espacios en la propia capital cacereña, que ahora quiere protegerse y recuperarse para su divulgación, como testimonio de una época en la que el hielo era una conquista contra el clima y un bien casi privilegiado. La portavoz de Ciudadanos en el Ayuntamiento de Cáceres, Raquel Preciados, también historiadora del arte y técnica en patrimonio, junto con la Asociación de Vecinos de Montesol, han puesto en marcha todos los trámites para rescatar este pozo del olvido, que además se sitúa en un enclave tan peculiar como el Paseo Alto.

La nieve llegaba hasta Cáceres desde Piornal o Béjar a lomos de bestias de carga. Aunque se desconoce con exactitud la fecha de su construcción, el pozo «estuvo en uso hasta finales del siglo XIX, cuando Joaquín Castel abrió una fábrica de hielo en el barrio de Aguas Vivas», explica la concejala, que además ha redactado de forma altruista el informe histórico-artístico-patrimonial del enclave, apoyándose por ejemplo en el Archivo Municipal de Cáceres, donde existen documentos del siglo XVII que ya acreditan la existencia de este mercado del hielo.

DE MAYO A OCTUBRE / De hecho, el director del archivo y cronista oficial de Cáceres, Fernando Jiménez Berrocal, recuerda que «por medio del abasto de la nieve se procuraba que desde principios de mayo hasta principios de octubre los ciudadanos pudiesen disponer de hielo para refrigerar los alimentos y las bebidas. Esta nieve llegaba a la ciudad mediante arrieros, que la trasladaban para ser conservada en el pozo». Allí se aplastaba y se transformaba en hielo, un negocio que el ayuntamiento concesionaba cada ciertos años y además regulaba el precio: en 1692 había que pagar 16 maravedíes por cada libra de nieve. Así lo recoge el informe.

La portavoz de Ciudadanos cuenta que el espacio está compuesto por dos edificios. «El primero es más antiguo y original, con 317,02 m², de planta casi rectangular. En su interior se localiza el pozo de nieve», detalla. El segundo, de 213 m², es un añadido. «En general, el inmueble no tiene ninguna protección patrimonial: no está catalogado ni inventariado en el Plan General de Ordenación Urbana, ni recogido en el Inventario General del Patrimonio Histórico-Artístico de la Junta de Extremadura. Cualquier pérdida, vandalismo o demolición no podrá ser susceptible de expediente sancionador, y está carente de cualquier ayuda económica para su restauración y puesta en valor», lamenta Raquel Preciados.

SOS DE LOS VECINOS / Ciertamente su estado es pésimo. Y ello porque el antiguo complejo ha permanecido en el más completo de los olvidos hasta que el presidente de la Asociación de Vecinos Montesol, Joaquín Valhondo, hizo una demanda al ayuntamiento en la legislatura anterior instándole a que velara por su conservación, que calificaba de «lamentable». «Desde Ciudadanos recogimos la propuesta y visitamos el pozo con el presidente y miembros de la asociación. Constatamos la situación y nos comprometimos a llevar el asunto al equipo de Gobierno», explica Raquel Preciados.

Para ello ya ha redactado un informe histórico-artístico, donde pone de manifiesto su valor. «Se trata de un edificio singular, porque es el único que hay en Cáceres y de los pocos que quedan en Extremadura», subraya la concejala, que además destaca su ubicación en el Paseo Alto, «enclave que consideramos que alberga un alto valor patrimonial, puesto que cerca del pozo se encuentra la ermita de los Mártires y el antiguo Polvorín. Podría tener mucho potencial turístico», propone.

El informe también deja claro que la situación jurídica del pozo de la nieve es de carácter público, al ubicarse en una finca propiedad del ayuntamiento desde hace algunos años, institución que cerró la cancela con un candado por cuestiones de seguridad (resulta peligroso).

Dicho informe, muy documentado con datos, cartografía, referencias históricas y fotografías, ya ha sido entregado al concejal de Patrimonio, José Ramón Bello. «Mostró muy buena predisposición, lo vio necesario y adquirió el compromiso de que el edificio quede protegido con una ficha dentro del Catálogo de Bienes Protegidos», indica la edil de Cs. De esta manera queda asegurada su protección y conservación. «Ahora habrá que llevarlo a comisión de Urbanismo, luego a Pleno y después a la Junta de Extremadura, porque se trata de una modificación puntual en el PGM», matiza.

EN BUSCA DE FINANCIACIÓN / Pero además, Raquel Preciados ha trasladado a José Ramón Bello la necesidad de que en esta legislatura se destine una partida presupuestaria para poder llevar a cabo la redacción del proyecto arquitectónico de restauración. «Sabemos que generalmente hay problemas de financiación, y así nos lo ha comunicado el concejal, pero ha mostrado su voluntad de buscar opciones. Ayudaremos a ello, hay otras administraciones que podemos pulsar», destaca Raquel Preciados.

Finalmente quedaría la ejecución de la obra, que desde Ciudadanos van a tratar de que sea «lo antes posible». Una vez todo listo «habrá que buscar una fórmula adecuada de gestión del pozo de la nieve, porque muchas veces no se acierta en este último paso y los edificios restaurados quedan cerrados». La edil propone darle un uso de carácter turístico y patrimonial integrado en un paquete de visitas junto con el Polvorín y la ermita de los Santos Mártires, o bien realizar una cesión del inmueble a la asociación de vecinos del barrio de Montesol como sede y espacio multifuncional.

NO SÓLO EL CASCO HISTÓRICO / Desde Ciudadanos recuerdan que, además de la Ciudad Monumental, la gran joya cacereña, «también hay que dinamizar el patrimonio perimetral que tenemos en el término municipal, que continúa en el olvido, como el campamento romano de Cáceres el Viejo, el Centro de Interpretación de la mina de Aldea Moret o la Cueva del Conejar, que son auténticos privilegios», concluye.