Podrían haber cedido el edificio a una cadena hotelera por su ubicación privilegiada en la Cuesta de la Compañía, en pleno corazón intramuros, pero han preferido apostar por un proyecto asequible a todos los bolsillos, de calidad, cuyos beneficios se destinarán a paliar las necesidades que atiende la orden en todos los continentes. La casa de los Vargas-Figueroa (siglo XVIII) será rehabilitada por los Misioneros de la Preciosa Sangre a fin de convertirla en un albergue, un restaurante y un espacio social y cultural con un centro de interpretación sobre el archivo de los Ovando y la labor de la orden.

El proyecto corre a cargo de la Fundación Gaspar del Búfalo, que se creó en 2012 para gestionar los bienes de la orden. La inversión asciende a 1,5 millones de €. La obra, que comenzó el pasado junio, espera acabar en julio para abrir este otoño. El albergue, de 250 m² y terraza chill out, tendrá 30 camas y todas las habitaciones darán a la Cuesta de la Compañía, un privilegio. Ha sido concebido con criterios de calidad «para que los peregrinos, los jóvenes, las familias, los grupos de estudiantes y otros viajeros puedan alojarse en la Ciudad Monumental, en un edificio Bien de Interés Cultural, a un precio muy asequible, y en un albergue muy cuidado», explica el asesor de la congregación y misionero laico, Felipe Sáez.

El restaurante tendrá dos plantas y un patio de 200 m². Es el único proyecto cuya gestión se externalizará para que la lleve una empresa de restauración que podrá celebrar eventos en sus dependencias. Hay grandes ofertas por el interés que despierta el lugar, que se negocian en estos momentos.

El edificio, de 970 m², anexo a la casa del Sol, donde viven los misioneros, también tendrá un centro de interpretación que abrirá a la ciudadanía el archivo de los marqueses de Ovando, cedido por la familia en 1856. Podrá ser consultado por investigadores en una sala que servirá también para actividades culturales como exposiciones o conferencias.