El edificio de Telecomunicaciones, que desde el pasado 30 de noviembre, a raíz de desplomarse el techo del despacho de un profesor, se encuentra precintado y cerrado, se abrió en 1999 y según recuerda el profesor de matemáticas Pablo Arias, que fue uno de los primeros en ocupar un despacho del mismo, ya en el primer año se cayeron placas de escayola en la zona de acceso de las escaleras.

A los dos años, o sea hace cuatro años, se cayeron unas placas en los servicios de las chicas, y las goteras y caídas de placas de escayola de los techos han sido desde entonces constantes.

También hace dos años se cayeron las placas de los techos de un laboratorio sobre los ordenadores, justo instantes después de acabar las clases. Estos techos siguen actualmente cubiertos con plásticos, porque se han producido goteras y cada vez que llueve cae agua. Y ahora, en esos mismos laboratorios, han comenzado a abrirse grietas en la pared, algunas de las cuales van desde el techo hasta el suelo.

Todos los años se vienen cayendo algunas cornisas de distintas ventanas.