El proceso para eliminar las pintadas de fachadas y espacios públicos es tan costoso como laborioso. Desde 1991 un equipo especializado de la empresa Conyser se encarga de su eliminación. Está formado por cuatro personas y dirigido por Miguel Angel Rosado, que ayer explicaba para EL PERIODICO detalles del procedimiento utilizado.

Para eliminar un grafiti al uso (los de los escaparates o fachadas) es necesario un antigrafiti, que es un producto decapante. En el caso de Cáceres se utilizan materiales ecológicos y biodegradables (eso sí, irritan la piel y son tóxicos, por tanto hay que usarlos con precaución). El producto se echa en un recipiente de plástico y, con una brocha, se aplica sobre la pintada. Se espera unos minutos y con agua a presión se elimina la pintura. Luego se añade un quitasombra y de nuevo se utiliza el agua a presión. Si se trata de fachadas de cantería, el proceso es más largo puesto que cuando se aplica el producto se debe esperar 48 horas. Generalmente se utiliza silicato de aluminio, aunque si se trata de fachadas de la ciudad monumental se suelen emplear fibras vegetales.

El coste de los grafitis también es elevado. En el 2005 la Asociación de Empresarios del Comercio de Cáceres, Aeca, cifraba entre 3.000 y 4.200 euros los gastos que suponían a los comerciantes cada uno de los escaparates afectados por las pintadas.

FORMACION El equipo de Conyser especializado en eliminar grafitis cuenta con una formación previa, adquirida en diferentes cursos organizados por la empresa y que aleccionan a los trabajadores en virtud del tipo de piedra de la que se trate: si es de caliza, si es artificial, si es natural... para cada una de ellas el método a emplear es diferente. Las mayores dificultades se encuentran en la parte antigua al ser un entorno protegido.