Seiscientos kilómetros en cinco días. En un tiempo ‘récord’ y por amor a su familia, Lidia Muñoz ha recorrido en bicicleta la distancia que separa Cáceres de Santurce para cumplir una promesa: rendir homenaje a su padre, ciclista en la juventud, y su prima Cristina, enferma de pancreatitis y hospitalizada en Navarra desde hace meses a causa de la enfermedad.

Hija de emigrantes extremeños y nacida en el País Vasco, es cortadora profesional de jamón en la provincia cacereña y ha convertido a sus 34 años su afición en un reto en solidaridad con sus seres queridos. Recuerda Muñoz que la idea nació en pleno confinamiento. Ella también perdió a su abuelo en plena pandemia a causa del coronavirus. Dedicó esos meses a entrenar en casa y tuvo tiempo para dar forma a la idea. «Cuando se lo conté me dijeron que si estaba loca», reconoce. Se preparó con el entrenador Tomás Rando y acumuló más de 6000 kilómetros e hizo cima en puertos como Pico Villuercas, Honduras y El portillo antes de emprender la ruta.

De este modo, en septiembre arrancó el reto junto a José Manuel Iniesta, compañero del club ciclista Albalá del que ella también forma parte. En total recorrió 649 kilómetros divididos en cinco etapas con paradas en Baños de Montemayor, Alaejos, Torquemada, Pancorbo y finalmente Santurce, donde visitó a la Virgen del Carmen, la patrona.

Sobre la experiencia, confiesa que aunque hubo momentos «duros», fue «enriquecedora» y «emocionante». «Conocimos a mucha gente que nos ayudó durante el camino», puso de relieve. Curiosamente cuando llegó a su destino, recibió la noticia de que su prima había mejorado. «Ese era el mejor premio, parecía increíble que tras llegar, de repente pudiera mejorar después de tantos meses». De nuevo, desgraciadamente Cristina en las últimas semanas ha regresado a la UCI. Como todos en su familia, Lidia sigue manteniendo la esperanza de que se recupere, al menos le tranquiliza saber que ha aportado su grano de arena para mantener su ilusión viva.