La propuesta es clara: registrar el ADN de los perros de Cáceres para que se pueda identificar a los dueños que dejan sin recoger los excrementos de los animales en la calle. Así lo plantea Pablo Muñoz, responsable de Pipper, el perro ‘influencer’, durante su intervención a los medios. Esta iniciativa no es pionera y ya está en marcha en más de una decena de municipios del país como Parets del Vallés o Alcanar, ambas en Cataluña. El proyecto , importado de Estados Unidos y denominado ADN Canino --CanID en inglés-- se divide en dos fases, la primera en la que se registra el perfil genético de cada animal. En ocasiones, el propietario recibe una placa identificativa que puede colgar del collar del perro y que tendrá también su utilidad si el can se pierde o lo abandonan. La segunda fase contempla que los trabajadores del ayuntamiento o del servicio de limpieza, Conyser en el caso de Cáceres, recojan las muestras de heces caninas que encuentren en las aceras y abran un parte de incidencia. Esa muestra se trasladará al laboratorio para que se analice y se logre localizar al dueño. Las sanciones a las que se enfrenta pueden llegar a los 300 euros. «El propósito es fomentar el civismo y la integración de los animales en nuestro día a día», anota Muñoz sobre la iniciativa. El responsable de Pipper, un perro de la raza Parson Rusell Terrier, visita Cáceres esta semana para catalogar si la ciudad es ‘Amiga de los perros’, ‘Dog-friendly’ en inglés.

Aunque su estancia con su can se prolongará hasta el sábado, ya ayer ofreció un breve balance sobre los espacios que admiten mascotas. En ese sentido, concedió el aprobado en cuanto a alojamientos. De hecho, Pipper se aloja esta semana en el hotel Don Manuel, el primero de la ciudad que admitió a perros. En España un 18% de los hoteles son ‘dog friendly’. Suspende sin embargo en cuanto a restaurantes y recursos turísticos. Solo la casa Museo Árabe permitió el acceso a canes educados.