Casi 35.000 personas menos en la provincia para el 2031. De los 402.463 cacereños actuales se pasará a 368.669 dentro de tan solo 15 años. O, lo que es lo mismo, una reducción del 8.3%. La agorera predicción la realiza el Instituto Nacional de Estadística (INE) en su último estudio de proyección de población, publicado el pasado 20 de octubre. Los nacimientos disminuirán significativamente (de la estimación de los 2.897 en 2016 a los 2.398 en 2031) y casi 5.000 personas (la mayoría jóvenes) buscarán oportunidades lejos de su tierra cada año que pase, ya sea dentro de las fronteras españolas o en el extranjero.

Las poblaciones rurales, previsiblemente, serán más vulnerables a este castigo. El fin de semana pasado y organizado por la Diputación Provincial de Cáceres, Montánchez acogió un congreso en el que expertos en la materia de todas las zonas de España intentaron visibilizar esta problemática y aportar distintas soluciones. Falta hace, desde luego. De los 222 pueblos con los que cuenta la provincia cacereña, hay un 70% que no llega a los 1.000 habitantes.

Aurelio García, presidente de la Red Española de Desarrollo Rural y también de la Red Extremeña, que no faltó al congreso, da algunas ofrece algunas de las claves para intentar invertir la situación. «El problema del despoblamiento en las zonas rurales tendría que estar presente en la agenda política de todas las administraciones», sostiene. Sanidad, servicios de geriatría, educación... Son conceptos, según Aurelio, a las que deberían prestarse más atención ir por parte de las administraciones dentro del entorno agrario. «Hay que hacer medidas acordes a los pueblos más pequeños. En los presupuestos, por ejemplo, siempre debería haber partidas destinadas al desarrollo rural», mantiene.

El presidente de la Red Española de Desarrollo Rural optaría, por tanto, por aumentar los recursos en el mundo rural, sobre todo para los jóvenes, los llamados a protagonizar este éxodo según las proyecciones del INE, que se basa en el comportamiento de los datos estadísticos recabados hasta ahora. «Tenemos que cuidarlos, contar con ellos, y fomentar su contratación en la empresa pública o privada, su emprendimiento... Hay que hacer una apuesta seria, pero no tenemos recursos suficientes», dice. Y avisa. «Los universitarios salen de su pueblo, llegan a la ciudad y se quedan allí. No vuelven. Tenemos que lograr que lo puedan hacer».

VENTAJAS FISCALES // Una de las soluciones, explica, sería introducir determinadas ventajas fiscales a los habitantes de estos núcleos urbanos. Este tema fue ampliamente defendido en el congreso de Montánchez y contó con ponencias de personalidades procedentes de Burgos, Zaragoza o Huesca, otras provincias españolas donde también sufren el mismo problema. Aurelio García las respalda y cita un ejemplo. «Es una injusticia que el IVA (Impuesto Sobre el Valor Añadido) sea igual para una persona que vive en uno de estos pueblos que para el que lo hace en la Castellana, en pleno centro de Madrid. Las tasas tendrían que ser diferentes en las grandes ciudades», afirma, y justifica su argumento. «A muchos de estos pueblos no llega un buen transporte público ni muchos avances tecnológicos, pero pagamos los mismos impuestos. Algunos servicios, como la banda ancha, nos darían muchas posibilidades, además de inversiones en energías alternativas», valora.

Aunque estos problemas no se reducen a una presión fiscal más agobiante que en las ciudades. Los habitantes de las zonas rurales y con una densidad de población más baja demandan, además, ‘servicios a la carta’ para las mancomunidades cacereñas, diferentes entre ellas, por lo que no todas precisan inversiones en las mismas obras o servicios. «Normalmente, los habitantes se ven obligados a bajar al hospital comarcal, a coger un vehículo privado porque el transporte público no es bueno... Además, hay que tener más en cuenta las pirámides de población de estas zonas, que tampoco son todas iguales», finaliza García, que dice también que, a pesar de que en la provincia, sobre todo en el norte, hay varios municipios con menos de 1.000 habitantes. «En los últimos años no se ha cerrado ninguno, aunque hay que luchar por protegerlos».

CONOCIMIENTO // La inauguración del Congreso (que tuvo lugar el pasado sábado) contó, además, con la presencia de Fernández Vara, presidente de la Junta de Extremadura, quien señaló una de las claves para que, en su opinión, los jóvenes retornen al mundo rural. «Hay que invertir en los sectores del medio que permitan que el conocimiento pueda trabajar ahí también. Lo que sacó a los jóvenes del mundo rural debe ser lo que provoque su vuelta», afirmó. Dijo, además, que experiencias previas demuestran que este modelo de desarrollo es sostenible, y que Extremadura uno de los lugares más idóneos para llevarlo a cabo. H