En el análisis que se realiza sobre el impacto económico que tendría la mina se cifra en más de 800 los puestos de trabajo directos e indirectos que se crearían durante el desarrollo del proyecto. De los primeros habría 200 que se corresponden con las tareas en la mina y en la planta de procesado del mineral. El resto de puestos se vinculan a empresas subcontratadas (no se detalla para qué labores). En este análisis también se añade como ventajas los beneficios para la Agencia Tributaria Extremeña y para la hacienda local. En el plan de factibilidad se calcula el pago de 223 millones en impuestos en los 24 años de vida útil del proyecto, aunque es una previsión referida al impuesto de sociedades, calculándose que hasta el quinto año no se empezaría a pagar una vez que el flujo de caja fuese positivo y se hubiese recuperado la inversión.

En el proyecto de explotación se desglosan los empleos que habría en la planta y en la mina. En la primera serían 106 trabajadores repartidos en tres turnos (39 en cada uno). Los tres puestos de trabajo en la planta con más empleados son los de operadores de hidrometalurgia (16), técnicos en laboratorio (12) y mecánicos (12). En esta planta se trituran los minerales, se tuestan son sulfatos y se lixivian con agua para sacar el carbonato de litio de grado batería.

Mientras que los 106 trabajadores en planta se mantendrían durante los años de vida útil del proyecto (son veinticuatro), en la mina habría de 106 a 110 entre el segundo y el octavo año de la explotación y de 60 a 88 en el resto de años. A partir del año dieciséis se dejaría de extraer material de la mina y en la planta se trabajaría con los minerales que se han ido almacenando. El puestos con mayor número de trabajadores que se demandaría en la mina sería el de operador de volquete (en los primeros años se llegaría a 40)

Para las labores de dirección y tareas administrativas se planifica una plantilla de 17 trabajadores (directores, técnicos, contable, secretarios...).