Existen varias pruebas que presuntamente incriminan a Horacio C. C. en el asesinato del colombiano, aunque tanto él como su familia niegan los hechos. Las pruebas consisten en sangre de la víctima hallada en un hacha requisado en casa de sus suegros, la confirmación de que el fallecido y el presunto homicida estuvieron juntos en las horas previas a su desaparición. Y por último, las contradicciones en las que habrían incurrido los imputados al explicar algunos detalles. En sus relatos se aprecia, según fuentes consultadas, que tanto la familia de la víctima como de los imputados seguían presuntamente un guión para ofrecer la misma versión que se ha ido desmontando.