El restaurante El Puchero, uno de los establecimientos emblemáticos de la plaza Mayor con 25 años de historia, se suma a la lista de locales que anuncian cierres temporales por la reducción de ingresos debido a las obras de remodelación en el recinto. Esta decisión fue confirmada ayer por Pablo Bravo, responsable del local que, con 16 trabajadores, tendrá que reubicarlos en otras divisiones de la empresa como cátering, pastelería o cafetería.

"Está siendo peor de lo que imaginaba", aseguró el empresario al ser preguntado por las consecuencias que la actuación iniciada en febrero del año pasado está teniendo en su negocio. "La gente cree que estamos cerrados. Llega a la valla que hay al final de la calle Pintores y no entra en los soportales", afirmó el hostelero, que ahora solo se plantea volver abrir a finales de marzo, siempre que se cumpla el plazo de ejecución previsto por el ayuntamiento para ese mes.

Al cierre temporal de El Puchero se une el del mesón El Encinar, ubicado junto al Arco de la Estrella, también debido a las pérdidas que, aseguran, está ocasionando las obras. El responsable de El Puchero indicó ayer que las ventas han bajado hasta el 90% desde el pasado verano cuando se instaló el vallado. "La primera fase aguantamos bien, pero a partir de junio ya lo hemos empezado a notar", afirmó Bravo, que no tendrá que prescindir de ningún trabajador al poder reubicar a todos.

De esta forma, explicó, solo tendrá que hacer frente a un alquiler mensual que prefirió no hacer público y ahorrarse así los gastos que conlleva continuar abierto. "No merece la pena seguir ahora", añadió el empresario, que en años anteriores solía aprovechar la cuesta de enero para dar vacaciones a sus empleados durante 15 días. El empresario apuntó también que le preocupa la situación de otros compañeros que siguen en la misma zona "porque tienen ese único negocio".

El cierre temporal de El Puchero coincide con el inicio del aniversario de sus 25 años, para el que tienen previsto organizar una serie de actos. Este establecimiento fue también uno de los que tuvo que retirar en noviembre del año pasado los veladores al ampliarse el vallado a todo el perímetro de los soportales.

A pesar de que se anunció entonces que la zona contaría con mallas traslúcidas que permitirían seguir la evolución de la obra y que los negocios fueran visibles, finalmente se optó por colocar telas negras.