La atalaya de ese paso nos depara diversos motivos de atención. ¡Cuánto ir y venir, en aquellos años, por el Puerto de los Castaños! Rodeábamos la sierra del Pedroso (Santa Catalina) de continuo. Por la carretera desde el Tamujal hacia el Portezuelo; o por Cañaveral subíamos las curvas hacia el Puerto, y luego, a la izquierda, hacia Torrejoncillo, y media vuelta atrás: triángulo de las raíces, que dijo J. Viola.

Se agolpan los recuerdos en desorden y aluvión. Aquellos coches de línea de la Sequeiro, el tren-correo ¡todo el día para llegar a Salamanca!, el bar-fonda de los Málaga, aquel otro a la derecha con sus raciones de prueba, y el Hotel: cancha de tiro al plato, al pichón, una discoteca, bodas y luego hetairas a media luz del amor furtivo.

La corriente de los años ha sacudido la estructura del Puerto. Hubo atroces incendios. Ardió ese alto pico en el que los restos romanos fueron violentados y esquilmados ¿Castra Servilia?

Al cabo, llegaron los ingenieros y trazaron la novísima autovía, que llaman también "de la Plata". ¿Y la calzada romana? Aguantando los envites de los siglos y de los hombres.

Venía por ahí, ¡viene aún por ahí!, por las traseras del Cerro Garrote, y sube poquito a poco por las lomas de la Estación de Cañaveral, para confundirse y camuflarse entre la maleza y llegar a lo alto del Puerto.

Luego, por el alcornocal, a la izquierda de la ya vieja carretera, se alarga en el mar de árboles hasta la "mansio" de Rusticiana.

En el Puerto, nuestro amigo J.G.M. logró de los técnicos de Obras Públicas que trazaran la autovía sin dañar a la calzada, e ítem más, logró una reproducción y una evidencia de la misma en el collado del mismo Puerto. Allí una suerte de miliario recibe a los peregrinos y los reconforta de alguna manera.

¿Quién guardó la calzada en el profundo y sombrío alcornocal?... los alcornoques. Asómate, viajero, y verás la hilera de recios troncos sobre una loma secular: es la delapidata romana.

Puerto de los Castaños. Nuestra vida, ¡la de tantos cacereños camino de Salamanca!, se fue quedando en ese paso, tránsito de idas y regresos.