Las llamas destrozaron la noche del pasado jueves una vivienda en la calle Divino Morales, en la barriada de Pinilla; la casa ha quedado totalmente calcinada. El fuego se originó en el salón por causas que aún se desconocen y se extendió por el resto de las dependencias en cuestión de minutos. De hecho, cuando llegaron los bomberos, las llamas cubrían ya gran parte de la vivienda. Por fortuna los inquilinos, un matrimonio joven con un hijo de unos 3 años, ya habían logrado escapar. Bajaron como pudieron a la calle y no precisaron atención médica, más allá del estado de nerviosismo que les provocó la situación.

El humo invadió enseguida gran parte de las dependencias del bloque, un edificio antiguo de tres plantas. Se vivieron momentos de angustia. «Mi nieta entró en la cocina y me dijo, abuela algo se está quemando. Al abrir las ventanas empezó a entrar humo. Cuando llegaron los bomberos nos pidieron que no saliéramos de casa y que cerráramos las ventas. Tuvimos que poner toallas por debajo de las puertas para que no se colara el humo», explica una de las vecinas que fue testigo del incendio. Ayer las dependencias comunes del bloque estaban negras y el olor a quemado continuaba.

«Ellos estaban muy nerviosos, me puse nerviosa hasta yo que ni si quiera lo viví», comentó otra vecina que llegó justo cuando los bomberos procedían a extinguir el fuego. Ayer los inquilinos del piso no se encontraban en el bloque, ya que se han marchado a casa de unos familiares.

Tal y como informó ayer este diario el fuego se inició a última hora de la tarde. Los bomberos tardaron pocos minutos en llegar, en cambio ese tiempo fue suficiente para que el fuego se extendiera por toda la casa, probablemente porque las ventanas se encontraban abiertas, afirman las mismas fuentes. Hasta el lugar se desplazaron dos dotaciones con tres vehículos (dos pesados y uno ligero). Fue necesario cortar la calle para facilitar el trabajo de los retenes.

Según las primeras hipótesis se baraja que el causante del incendio haya sido un aparato eléctrico de los que la familia tenía conectados en el salón, entre ellos había un brasero, aunque no se ha podido confirmar aún que este haya sido el que lo provocara. Tras apagar las llamas los bomberos procedieron a abrir todas las ventanas para ventilar la vivienda. Ayer permanecían aún abiertas, aunque el olor a quemado todavía no se ha marchado.