Son las doce y media de la mañana. A Dolores Ríos, madre del joven Alejandro Clemente, su abogado acaba de comunicarle que al asesino de su hijo le han impuesto una condena de 20 años de prisión. Se encuentra fuera de Cáceres y por teléfono reconoce a EL PERIODICO que está "muy satisfecha" con la noticia. "Era lo que nosotros queríamos, o mejor dicho, lo que era de justicia, porque este individuo ha de pagar caro lo que hizo".

Una vez dictada la sentencia lo único que quiere la familia del joven estudiante de Derecho al que Alejandro Martín arrebató la vida de un disparo "y sin ningún motivo", es que "este individuo esté mucho tiempo en prisión y nosotros, toda la familia, podamos intentar olvidar esta pesadilla, dejar atrás el calvario que hemos pasado en el último año".

María Dolores perdió a su hijo inesperadamente. Salió una noche de Reyes de fiesta con los amigos y ya nunca regresó. El mismo día perdió a su marido, Genaro Clemente, cuyo corazón no pudo soportar la muerte de Alejandro y sufrió un infarto al conocer la noticia.

Desde entonces, desde aquel 6 de enero del 2005, María Dolores ha sufrido mucho, pero también ha demostrado una gran fortaleza. Como ella misma reconoció a este diario "si pude soportar tantísimo dolor en tan sólo un día, estoy segura que podré soportar ya cualquier cosa".

Pero aunque sumamente satisfecha con la sentencia condenatoria y el hecho de que se haya reconocido que lo que cometió Alejandro Martín fue un asesinato, y no un homicidio como pretendía la defensa del acusado, Dolores Ríos lo que espera ahora "es que el asesino de mi hijo cumpla la condena íntegra, que no se le dé ningún privilegio, ya que no merece tenerlos porque él se los arrebató todos a mi hijo, que no pudo terminar la carrera ni tener la vida que se merecía, y también a mi marido, que no pudo ver la vida de Alejandro ni tampoco podrá ver las de sus otros dos hijos".

Ante este recuerdo María Dolores, que demostró una gran fortaleza en el juicio, se derrumba y el llanto la impide continuar hablando.