Puesto que el lector vive en Cáceres, probablemente estará en la calle. Porque lo propio de los cacereños es estar en la calle. Sobre todo ahora que el tiempo acompaña y más tras un invierno demasiado crudo para lo que se acostumbra por aquí. Y si el lector está en la calle comprobará que no está solo. Todo Cáceres está en la calle. Unos dicen que por la Virgen, que ciertamente cita a mucho personal, otros que por Foro Sur, que congrega menos sin duda, incluso parece que la Feria del Libro puede ser una causa. Pero qué digo causa. Disculpa. Porque lo que necesitamos para salir es una disculpa. Y a veces ni eso. La frase más escuchada en cualquier hogar es: "Voy a dar una vuelta". Luego la vuelta irá acompañada de ver comercios, de tomar un chato o simplemente de parase a conversar cien veces durante el paseo y saludar otras quinientas.

Claro, viene el buen tiempo, la gente se quita los chaquetones y las niñas ("¡Hay que joderse con las niñas!", dice mi amigo Tomás) se lo quitan casi todo. El pronóstico para este verano predice infartos, subidas de tensión, y de más cosas, y lamentos por haber nacido con anticipación. Mis amigos aseguran que algunas llevarán las bragas en la mano. ¿Y las que acostumbran a no llevar bragas?.