La polémica suspensión del mano a mano entre Emilio de Justo y Jairo Miguel en la feria de San Fernando del 2011, con unas formas que dejaron que desear y que acabaron con la ruptura del contrato entre el ayuntamiento y la empresa Intertauro, fue quizás la gota que colmó el vaso de la afición cacereña, cada vez más alejada de la plaza y molesta por los carteles (poco exigentes) y los precios (elevados).

La corrida goyesca del pasado día 27 y sus actividades paralelas evidenciaron un interés por remontar la situación, y aunque hubo más de un tercio de plaza (se superó el millar de personas) con un ambiente animado, es evidente que la Era de los Mártires está a años luz de sus tiempos dorados.

El cartel de la próxima feria, con una de rejones y otra corrida de momento con El Cid, Padilla y Luque (el cartel no se ha hecho aún oficial), vuelve a desanimar a la afición, deseosa de alguna de las grandes figuras del momento, aunque reconoce la valía de todos cuantos se plantan frente a un astado. Lejos quedan ya aquellas tardes gloriosas de Curro Romero en los años 70, o los festejos con grandes carteles en los años 80 y 90 con Alviz de gerente, cuando aficionados de Portugal, Salamanca y Sevilla llegaban a la plaza de Cáceres para disfrutar del encierro de Juan Mora con seis victorinos, de Joselito y Ponce en su mano a mano, o de las faenas de Espartaco. Y antes, en la década de los 60, Cáceres llegó a tener 18 festejos al año con Diodoro Canorea de empresario, según recuerda el historiador taurino César García.

¿Qué ocurre ahora? ¿Cómo recuperar esas épocas? ¿Podría hacerse? Toreros, novilleros, empresarios y aficionados, todos profundos conocedores de la fiesta y la ciudad, dan sus respuestas.